(KathPress/InfoCatólica) «Vivimos en una época en la que la pornografía está literalmente en todas partes». Así se expresa el padre Michael Schmitz en un vídeo prenavideño en YouTube (canal: Ascension Presents), en el que afronta el delicado tema tabú.
Muchas personas se sienten impotentes ante el maremágnum de imágenes al que se enfrentan, afirma el sacerdote estadounidense. Por supuesto, siempre ha sido una tentación humana utilizar a otras personas para el propio placer. Pero nunca ha habido una situación como la actual, en la que la pornografía nos invade literalmente.
Esta «ola» se define por tres «A», describe Schmitz. «It's available, it's affordable, it's anonymous», está disponible, es asequible, es anónima. «Estas son las tres A mortales», dice Schmitz, explicando los retos particulares con los que tenemos que convivir en el tercer milenio.
«Si tienes un smartphone, entonces tienes acceso a un mundo que está lleno de vicios, un mundo que nos muestra la ruptura, los abismos en los que la gente está dispuesta a utilizar a otras personas», explica el sacerdote. Todo el mundo tiene acceso permanente, es básicamente gratuito y anónimo.
Esta confrontación es históricamente única, porque nunca antes se había producido tal avalancha de imágenes, al igual que nunca antes había existido el anonimato a esta escala. Schmitz aconseja buscar ayuda a dos niveles: Por un lado, la ayuda de Dios, y por otro, la de buenas organizaciones que acompañan a las personas a salir de la adicción a la pornografía.
Nadie está solo en este camino, anima el sacerdote a todos aquellos que se sienten llenos de vergüenza e impotencia. Cuando caemos, «caemos en el confesionario», cita a un amigo. «Por la gracia de Dios, ¡no eres impotente!».
Son de gran ayuda los grupos y organizaciones que ofrecen cursos en los que se acompaña a hombres y mujeres que no pueden escapar de la avalancha de imágenes y caen una y otra vez. Una parte importante de un buen asesoramiento no es sólo enfrentarse a la propia adicción.
Un factor clave es salir del anonimato, subraya Schmitz. El programa estadounidense «Covenant Eyes», por ejemplo, ha incluido un punto en su programa en el que regularmente se da cuenta del uso que se hace de Internet a una persona de confianza.
«Hay una gracia tan increíble en que nuestros pecados salgan a la luz», apela Schmitz para que trabajemos en nosotros mismos y pongamos regularmente nuestros pecados ante Dios. «¿Quiero crecer en libertad?» es la pregunta esencial. Todos los programas para liberarse de la pornografía tienen como objetivo separarse de las influencias ambientales de forma decidida y disciplinada, siendo al mismo tiempo paciente con uno mismo.
«No estás solo», anima Schmitz en su vídeo, que se difundió en Internet poco antes de Navidad. «Este es un momento sin precedentes en la historia de la humanidad en lo que se refiere a este único pecado. Quizá por eso necesitamos medidas sin precedentes contra él para liberarnos de él».
Sugerencia: Para el mundo de habla alemana, existe el programa «Free Indeed», a disposición de hombres y mujeres para liberarse de la adicción a la pornografía. También hay varios informes en el sitio web sobre cómo la gente ha encontrado la manera de salir de su adicción. La organización austriaca «Safersurfing» también ofrece ayuda para hacer frente a la pornografía.