(InfoCatólica) La iglesia de San Benito de Schäftlarn, en la archidiócesis de Múnich-Freising, tendrá que cerrar. La asociación parroquial no puede permitirse renovar la iglesia, consagrada hace sólo 58 años, y se ve obligada a tomar esta drástica medida, informó BR online el día de Navidad. El amianto y las paredes húmedas son un adversario demasiado poderoso.
Pero Schäftlarn no es la única. En todo el país se han cerrado 131 iglesias católicas en los últimos cinco años, 126 de las cuales han sido desacralizadas. La de San Benedicto también va a ser desacralizada, pero aún no está claro qué ocurrirá después con el edificio.
En realidad, se trata de una decisión y una motivación inusuales, teniendo en cuenta que la archidiócesis de Múnich sigue siendo bastante rica.
Altos costes, menores ingresos: en los últimos años se han cerrado decenas de iglesias católicas en Alemania, en parte debido a la situación financiera.
Según una encuesta realizada por la Agencia Alemana de Prensa entre las diócesis católicas de Baviera, este año también se han cerrado varias iglesias en la diócesis de Würzburg: dos pequeños lugares de culto en Rüdenhausen y Sommerhausen. En la diócesis de Eichstätt, la iglesia de Santa Mónica de Ingolstadt tuvo que ser desacralizadas-
Según señala Il Timone «como era de esperar, se está intentando restarle importancia». Según un portavoz de la archidiócesis de Bamberg, «ni siquiera una docena de iglesias han sido vendidas o regaladas en los últimos 10-15 años. Es una cifra extremadamente baja y demuestra que las iglesias consagradas sólo se han enajenado en casos absolutamente excepcionales».
Sin embargo, aquí la crisis no solo afecta a la «iglesia de ladrillo», porque tal decadencia también va de la mano de la espantosa disminución del número de fieles: se han perdido 1,3 millones de católicos practicantes (incluso sin contar la disminución de bautismos y muertos) en solo cuatro años, de 2019 a 2022. Sólo en 2022 se perdió más de medio millón de fieles, tal y como informó Il Timone el pasado mes de junio. Una cifra extraña para una iglesia como la alemana, que, como es bien sabido, es cualquier cosa menos una iglesia muy conservadora, estando abierta a bendecir a parejas homosexuales, mujeres sacerdotes, etc.
«Sin embargo, tras el reciente giro 'aperturista' de la Iglesia católica, se debería haber visto un retorno de los fieles, quizá entusiasmados por una Iglesia al menos aparentemente receptiva a estas nuevas instancias. En cambio, la hemorragia no sólo no se detiene, sino que parece inexorable», señala la publicación italiana. Y continúa «¿No será que el riesgo de adaptar el mensaje evangélico a los nuevos parámetros de la sociedad actual acabará condenando a la Iglesia a la irrelevancia, al no crearse una diferencia sustancial con el mensaje del 'mundo'? ¿No habrá llegado quizás el momento de plantearse algunas preguntas sobre el nuevo modelo eclesial?»