(InfoCatólica) Ayer, 18 de diciembre, a las puertas de la Navidad, se publicó el documento Fiducia Supplicans, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y firmado por su Prefecto, el Card. Víctor Manuel Fernández, y por el Papa Francisco, que permite dar bendiciones a parejas en situación matrimonial irregular y del mismo sexo. Desde entonces, se han producido infinidad de reacciones a favor y en contra entre sacerdotes, religiosos, fieles y medios de comunicación católicos, que sería imposible resumir. Resultan especialmente importantes, sin embargo, las reacciones de obispos de todo el mundo ante el documento vaticano.
La mayoría de las reacciones episcopales inmediatas han sido positivas, generalmente entre prelados que ya habían manifestado su apertura a este tipo de bendiciones. El Presidente de la Conferencia Episcopal Austriaca, el arzobispo de Salzburgo, Mons. Franz Lacker, indicó anoche en una entrevista concedida a ORF-ZIB2 que «básicamente ya no puede decirse que no» a las bendiciones a parejas en situación matrimonial irregular o del mismo sexo. Asimismo, afirmó uqe la bendición «no debe ser negada a nadie, como el pan». Según el prelado , «el ideal es y sigue siendo la convivencia de la mujer y el hombre», una doctrina a la que la Iglesia seguirá «aferrándose», pero esa misma Iglesia quiere «decir bien en nombre de Dios a las parejas en situaciones extraordinarias que son fieles y se aman».
En Bélgica, Mons. Johan Bonny, obispo de Amberes y uno de los principales defensores de la comunión de los divorciados y el uso de anticonceptivos en los Sínodos de las familias, aseguró que el documento vaticano «nos ayudará a ir hacia adelante», según ha recogido De Standaard. En Alemania, el Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Bätzing, se mostró agradecido por la «perspectiva pastoral» del documento y afirmó que aunaba la «fidelidad inquebrantable a la doctrina de la Iglesia» y las «necesidades pastorales de una práctica eclesial que busca la cercanía con las personas».
La Conferencia Episcopal Suiza ha afirmado que el documento es conforme con el «anhelo de los obispos suizos de una Iglesia abierta, que se toma en serio a las personas en diferentes situaciones relacionales, las respeta y acompaña». También indicó que fueron las «discusiones bajo la guía del Espíritu Santo» realizadas en el Sínodo de la Sinodalidad las que «abrieron el horizonte sobre este tema.
En Francia, el arzobispo Mons. Hervé Giraud, explicó a La Croix que el documento debía entenderse a la luz de la exhortación Amoris Laetitia, del Papa Francisco, en la que ya se afrmaba la idea de que, «cuando una unión alcanza una estabilidad visible, puede ser la ocasión de que sea acompañada por la Iglesia» y destacó una nueva comprensión de la bendición como «una bendición de crecimiento y no una bendición de mero reconocimiento, para así «dar a las personas la gracia de avanzar hacia Dios». También indicó que esto solo era un primer paso para nuevos cambios: «tras estos pequeños pasos, subyace la preocupación de la Iglesia con el tema de la comunión, porque algunos laicos y clérigos se oponen a cualquier cambio al respecto, así que tenemos que ir muy despacio, explicando muy bien el significado de lo que está en juego: Dios quiere tomarnos donde estamos para llevarnos hacia Él».
El arzobispo de Chicago, Mons. Cupich, dijo que «en la archidiócesis de Chicago damos la bienvenida a esta declaración, que ayudará a que muchos más miembros de nuestra comunidad sientan la cercanía y la compasión de Dios». Mons. Walkoviak, de la diócesis de Gran Rapids, en Michigan, explicó que esas bendiciones «ya se daban de forma rutinaria. No son nada nuevo». Otros obispos norteamericanos han realizado afirmaciones similares.
Gran cantidad de obispos de todo el mundo realizaron declaraciones más ambiguas, en las que esencialmente se subrayaba que el documento no cambia la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, algo que el propio Card. Víctor Manuel Fernández también ha repetido apenas 24 horas después de la publicación del texto en declaraciones a Infovaticana. El Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe quiso explicar de nuevo que «la unión no se bendice, sí se bendice la pareja», porque en ella no solo hay pecado, «sino que además hay valores». No explicó, sin embargo, cómo concuerda su afirmación con lo explicado en el Catecismo de la Iglesia Católica y en la anterior declaración del mismo Dicasterio sobre el tema, en los que se enseña que los actos homosexuales son «intrínsecamente desordenados» y «no pueden recibir aprobación en ningún caso».
Unos pocos prelados, en cambio, han reaccionado claramente en contra del documento Vaticano. En Kazajstán, Mons. Thomas Peta, arzobispo de Santa María de Astana, junto con su obispo auxiliar Mons. Athanasius Schneider, ha publicado una declaración en la que prohíbe que en su archidiócesis se realicen bendiciones de parejas en situación matrimonial irregular o del mismo sexo. Según informa The Catholic Herald, el arzobispo considera que la declaración Fiducia supplicans es una «gran decepción» y que convierte a la Iglesia, al menos en la práctica, en «propagandista de la ideología de género globalista e impía».
Asimismo, indican que esas bendiciones son «un grave abuso del Santísimo Nombre de Dios, ya que ese Nombre se invoca sobre una unión objetivamente pecaminosa de adulterio o actividad homosexual», porque lo que que »contradicen de forma directa y grave la revelación divina y la doctrina y la práctica ininterrumpidas de dos milenios de la Iglesia Católica». En consecuencia, los dos obispos, «con sincero amor fraterno y el debido respeto», imitan la corrección que San Pablo hizo de San Pedro en Antioquía advirtiendo al Papa que «no está actuando con rectitud según el Evangelio» (Gal 2,14). Por ello, piden al Papa Francisco que «revoque el permiso para bendecir parejas en situación irregular y del mismo sexo».
Mons. Joseph Strickland, obispo emérito de Tyler (Texas) que fue retirado de su cargo el pasado mes de noviembre por el Papa Francisco, dio un paso más y pidió a sus «hermanos obispos que nos unamos con una voz fuerte y alegría en el Señor en estos últimos días de Adviento para decir no a este documento». Asimismo, en unas declaraciones a LifeSite News, indicó que el documento no debía «incorporarse a la vida de la Iglesia» y sugirió que se pidiera al Papa «una clarificación de la verdadera doctrina de nuestra fe católica», ya que, a diferencia de lo que solía suceder en el pasado, no era probable que el Papa convocase un concilio para abordar la «confusión».
Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, no hizo referencia al documento y prefirió recomendar en su cuenta de Twitter unas declaraciones que había realizado en YouTube el pasado mes de octubre. En esas declaraciones, frente a la pregunta de si la Iglesia podría bendecir uniones homosexuales o situaciones matrimoniales irregulares, había afirmado que «Dios […] no bendice, ni puede bendecir el pecado» y, por lo tanto, las uniones homosexuales «no pueden recibir esa bendición», al igual que otras situaciones no matrimoniales, como el adulterio. En efecto, «Dios no puede bendecir un camino que vaya en la dirección equivocada, que es que entonces es como si nos estuviese mintiendo, como si no nos estuviese verdaderamente amando, como si no desease para nosotros el bien. Dios no puede bendecir una relación que va en la dirección equivocada».