(LifeSiteNews/InfoCatólica) El 6 de febrero de 2021, Josh Alexander, de 16 años, se presentó a clase en el instituto católico St. Joseph de Renfrew, Ontario. Resultó ser un acto de rebeldía. En noviembre le habían suspendido por afirmar en clase que sólo había dos géneros. También había sacado a colación el hecho de que varias alumnas se sentían incómodas por el hecho de que a los alumnos que se identificaban como chicas se les permitiera utilizar las instalaciones femeninas. El director se negó a hacer nada. Cuando Alexander llegó, lo llamaron a la oficina y el director se reunió con él y dos agentes de la Policía Provincial de Ontario. Le leyeron sus derechos, lo sacaron del colegio y lo metieron en un coche patrulla.
Fue un hecho sin precedentes: Un alumno de una escuela católica detenido y expulsado del recinto escolar por manifestar el punto de vista cristiano en una escuela católica.
En el momento de escribir estas líneas, Alexander está defendiendo en los tribunales su derecho a completar su educación. En Ontario, las escuelas católicas forman parte del sistema público y, al igual que las escuelas públicas laicas, están obligadas a enseñar enseñan ideología de género como parte del plan de estudios y a organizar actos LGBT. Las banderas siempre han sido las herramientas de los colonizadores, y la prueba de lo eficaces que han sido los revolucionarios sexuales es que las banderas LGBT ondean en casi todas las escuelas públicas, católicas y laicas, del país durante el mes de junio. De hecho, ahora resulta más polémico cuando estas banderas no ondean en las escuelas católicas que cuando lo hacen.
Josh Alexander es un activista cristiano que ha estado al frente de la organización de protestas contra las prácticas de adoctrinamiento ideológico en Canadá. Sin embargo, su experiencia no es única. No hace mucho, los estudiantes cristianos de escuelas, institutos o universidades públicas tenían que decidir si querían «declararse» pro-vida o pro-matrimonio tradicional en los debates de clase. Hacerlo podía suscitar la hostilidad de compañeros o profesores; defender públicamente la visión cristiana del mundo en cuestiones culturales candentes podía fácilmente dar lugar a malas notas o a la pérdida de oportunidades. En la derecha se debate desde hace tiempo si es más sensato agachar la cabeza, terminar los estudios y marcharse lo antes posible, o defender públicamente la propia visión del mundo.
Pero nos estamos acercando rápidamente a un momento en el que participar en la educación pública no sólo requiere que los cristianos decidan si van a pronunciarse sobre el aborto, las cuestiones LGBT, u otras cuestiones controvertidas. Ahora es la propia naturaleza de la realidad la que está en juego. Se puede comparar con esta historia reciente, reportada por The Christian Post:
Al parecer, un alumno de 10º curso de un colegio público de Seattle suspendió un examen por afirmar que sólo los hombres tienen pene y sólo las mujeres pueden quedarse embarazadas, y el colegio ha eliminado la página del profesor de su sitio web tras el escrutinio. Según las capturas de pantalla obtenidas por Fox News Digital, a los alumnos del curso de Historia Mundial de Estudios Étnicos del instituto Chief Sealth International se les dijo que tales afirmaciones eran incorrectas en el cuestionario de verdadero-falso «Comprender el género frente al sexo».
El cuestionario también contenía preguntas sobre los pronombres trans y la orientación sexual de las personas trans. La madre del estudiante, que se mantuvo en el anonimato por temor a represalias contra su hijo, dio a conocer la historia el domingo en The Jason Rantz Show. Expresó su «frustración y rabia» por la situación, y afirmó que la escuela nunca la abordó.
«Sigo tratando de entender cómo es legal enseñar información inexacta y obligar a los estudiantes a responder en contra de sus creencias o recibir calificaciones negativas», dijo la madre a Rantz, quien señaló que ella es una liberal que cree que las cosas han llegado «demasiado lejos».
En respuesta a las preguntas de The Christian Post, un portavoz de las Escuelas Públicas de Seattle (SPS) señaló que «se administró un cuestionario de comprobación de conocimientos hace unas dos semanas», pero añadió que «los resultados del cuestionario no afectaron a las calificaciones finales de los estudiantes», como si eso hiciera más aceptable el engaño obligatorio. Añadió que: «SPS mantiene su compromiso de fomentar entornos inclusivos que alienten la exploración de temas contemporáneos, en particular el examen de sistemas de poder como el racismo y el patriarcado. Esta dedicación se extiende a proporcionar un espacio para la exploración reflexiva y el diálogo sobre estos temas».