(Efe/El Mundo) "Demasiado a menudo, la belleza de la que se hace propaganda es ilusoria y falaz, superficial y deslumbrante hasta el aturdimiento y, en vez de hacer salir a los hombres de sí mismos y abrirles a horizontes de verdadera libertad atrayéndoles hacia lo alto, los aprisiona en sí mismos y los hace aún más esclavos, faltos de esperanza y de alegría", afirmó el Papa.
"Se trata de una seductora pero hipócrita belleza, que aviva el ansia, la voluntad de poder, de posesión, de abuso sobre el otro y que se transforma, enseguida, en su opuesto, asumiendo la expresión de la obscenidad, de la transgresión o de la provocación", añadió.
Por ello, el Pontífice hizo un llamamiento a la responsabilidad de los artistas a transmitir la auténtica belleza, que, según él, lleva al corazón humano al "deseo profundo de conocer, de amar, de ir hacia el otro".
"Vosotros sois custodios de la belleza. Vosotros tenéis, gracias a vuestro talento, la posibilidad de hablar al corazón de la humanidad, de tocar la sensibilidad individual y colectiva, de suscitar sueños y esperanzas, de ampliar los horizontes del conocimiento y el compromiso humano", comentó Benedicto XVI.
"Estad, por tanto, agradecidos por los dones recibidos y sed plenamente sabedores de la gran responsabilidad de comunicar la belleza, de haceros comunicar en la belleza y a través de la belleza. ¡Sed también vosotros, a través de vuestro arte, anunciadores y testimonios de esperanza para la humanidad!", agregó.
Según el Papa, el momento actual que vivimos está marcado por un "debilitamiento" de la esperanza y una cierta "desconfianza" en las relaciones humanas, por lo que aumentan las muestras de "resignación, agresividad y desesperación".
"El mundo en el que vivimos, además, corre el riesgo de cambiar su cara a causa de la obra, no siempre sabia, del hombre, que, más que cultivar la belleza, disfruta sin conocimiento de los recursos del planeta en provecho de pocos, y a menudo destroza las maravillas naturales", indicó el Obispo de Roma.
Benedicto XVI dijo que no es casual que el encuentro con los artistas se produjera precisamente en la Capilla Sixtina, un lugar "precioso" en el que el genio renacentista Miguel Ángel Buonarotti dejó "una de las creaciones más extraordinarias de toda la historia del arte".