(ACN/InfoCatólica) Durante casi una década, Burkina Faso ha sido objeto de actos de terrorismo vinculados al yihadismo. Los atentados terroristas, que comenzaron en el norte del país y ahora son más frecuentes en unas regiones que en otras, afectan a todas las provincias del país. Según el obispo Ky, los terroristas, conocidos en Burkina Faso como Hommes Armés Non Identifiés (Hombres armados no identificados), ejercen una influencia decisiva en la vida cotidiana de los habitantes de algunos pueblos. Así, por ejemplo, obligan a los hombres a llevar pantalones largos hasta por encima de los tobillos y a las mujeres, a llevar vestidos largos y el velo. La población vive de acuerdo con las normas impuestas por los yihadistas por miedo a los castigos, entre los que está incluso la ejecución.
Trágica escalada de violencia
Según el obispo, los terroristas de Débé han prohibido todo contacto con la ciudad de Tougan, situada a 45 kilómetros de distancia, donde se encuentra una base el ejército burkinés. Sin embargo, con el comienzo del curso escolar, los niños de Débé tenían que ir a Tougan, ya que las escuelas del pueblo habían sido cerradas por los terroristas. Bajo la protección de un convoy militar, unos jóvenes los acompañaron hasta allí, pero a la vuelta dos de esos jóvenes -unos scouts de Débé-, regresaron solos y sin hacer un rodeo para evitar los ejes controlados por los terroristas. Fueron descubiertos y detenidos por los grupos armados. «Los condujeron de vuelta a su pueblo y les ordenaron abrir la iglesia. Allí, uno de los jóvenes fue tiroteado delante del altar y el otro delante de la imagen de la Virgen», relata consternado el obispo.
Según el prelado, el motivo del asesinato de los jóvenes fue, en primer lugar, su desobediencia a las órdenes de los terroristas, que habían prohibido desplazarse a Tougan; y en segundo lugar, su pertenencia a los scouts, que habían proseguido con sus actividades en el pueblo a pesar de estar prohibido, lo que les daba la apariencia de ser cercanos a los Voluntarios para la Defensa de la Patria (Volontaires pour la défense de la patrie (VDP)). Estos últimos son un grupo creado por el Gobierno burkinés para apoyar al ejército y a la policía en la lucha contra los terroristas.
«Debido a la profanación de la iglesia, ocasionada por el asesinato de ambos jóvenes, la hemos cerrado y trasladado el Santísimo Sacramento a otro lugar hasta que se pudiera celebrarse una misa de desagravio», ha explicado el obispo. Al parecer, esta medida disgustó a los terroristas y las consecuencias no se hicieron esperar. El obispo Ky reproduce el testimonio de una mujer cristiana que ha huido de Débé:
«Tres semanas después del asesinato de ambos jóvenes, unos hombres armados nos ordenaron que rezáramos en la iglesia aunque estaba profanada. Nosotros nos negamos, y ése fue el motivo de nuestra expulsión del pueblo».
Muchas aldeas de Burkina Faso están actualmente vacías debido a las expulsiones provocadas por los terroristas. Como informa el obispo Ky, los desplazados vagan por las calles con sus pertenencias en busca de un lugar donde alojarse. Hay cientos de miles de ellos en la diócesis de Dédougou, lo cual ha repercutido enormemente en la vida de Iglesia.
«El Estado hace todo lo que puede para erradicar el mal y expulsar el terrorismo. Sin embargo, nosotros sabemos que la solución no puede ser sólo militar. Damos sinceramente las gracias a todos los benefactores de ACN que nos apoyan y nos permiten aliviar el sufrimiento de la población en esta difícil situación», ha declarado el obispo. «Pedimos oraciones e imploramos al Señor que conceda la paz a Burkina Faso, a la subregión de África Occidental y al mundo entero».