(Efe/InfoCatólica) «Esto puede ser considerado un suceso histórico. Vemos ante nosotros el original de la estampa milagrosa de Nuestra Señora de Kazán, ante la cual rezaron Pozharski y Minin, y que salvó a nuestro pueblo de la intervención extranjera y sus consecuencias», afirmó, aprovechando la celebración del Día de la Unidad Nacional en Rusia, que se celebra en conmemoración de la victoria de las milicias populares comandadas por Kuzmá Minin y Dmitri Pozharski sobre las fuerzas de ocupación polacas en 1612.
El Patriarca ruso recalcó que «esta imagen es nuestro santuario nacional».
El azaroso destino de este icono se convirtió en uno de los mayores misterios de la historia rusa: según la tradición, fue hallado entre cenizas por una niña de diez años en Kazán después de un devastador incendio que arrasó la ciudad en el siglo XVI, y se convirtió en una de las imágenes más veneradas de los ortodoxos rusos.
La historia cuenta que Pozharski entró en la ciudad con el icono en las manos, por lo que el zar Alexéi Mijáilovich instituyó la celebración del Día de Nuestra Señora de Kazán.
En 1904 la estampa fue robada y presuntamente quemada, pero según diversas hipótesis, habría evadido esta suerte y podría estar en un monasterio en Siberia, en una colección privada en EEUU o incluso en el Vaticano.
Su desaparición, según los ortodoxos rusos, impuso una maldición al país que propició la caída del imperio ruso, el fin de la casa real de los Románov, la revolución bolchevique de octubre y la sangrienta guerra civil que le siguió.
«Los peritos concluyeron que esta imagen es de la misma época en que fue creado el milagroso icono. Y como es una copia exacta, exactísima del icono general, es totalmente evidente que en aquella época no podían haber sido creados dos iconos idénticos y por eso estamos hablando de la propia imagen milagrosa», indicó Kirill.