(Toledodiario/InfoCatólica) Pilar Gordillo, historiadora del Arte y guía oficial de Toledo, se encargaba de visitar 5 de los 16 conventos que actualmente hay en Toledo con el objetivo de recoger las opiniones y creencias de sus residentes y difundirlas en el congreso del que son protagonistas. Y es que, muchas de estas mujeres cristianas que deciden hacerse monjas, lo son en régimen de clausura, es decir, en órdenes religiosas que incluyen entre sus reglas el aislamiento social.
«Hemos considerado importante escuchar la voz de las congregaciones, de las madres superioras y de las monjas que han querido hablar ya que son las personas de las que estamos hablando y a las que tratamos de ayudar con este congreso», explicaba Gordillo en su conferencia ‘Hablan las monjas: un presente realista y un futuro esperanzador’.
En lugar de invitar a religiosas que no son de clausura, la historiadora acudía a este tipo de conventos para recopilar sus testimonios en un pequeño vídeo que podía ver el público de este congreso, en el que se han analizado el «contexto histórico, así como la patología y la tipología» de los conventos, con el foco puesto en los toledanos.
«Nos hemos centrado en analizar su relación con el exterior, la clausura y su situación actual», explica el Consorcio de la ciudad, una de las entidades organizadoras de la cita y principal sustentadora de estos espacios, al ser declarados Bien de Interés Cultural, con la protección económica e institucional que esto conlleva.
El gerente del Consorcio, Jesús Corroto, daba a conocer que desde el 2006, la entidad ha invertido seis millones de euros en subvenciones para actuaciones en conventos de Toledo «para que su patrimonio se mantenga».
Y es que una de las principales razones para la organización de este congreso es la crisis de esta vocación religiosa y, consecuentemente, de allá donde viven: los conventos. La función de estos espacios se convierte en un interrogante tanto para la Iglesia Católica como para las ciudades donde se encuentran, en este caso Toledo, donde los conventos ocupan más del 20% de la superficie del Casco Histórico, recordaba en este mismo congreso el alcalde, Carlos Velázquez. Esta cifra es el reflejo de su debacle: frente a los 16 conventos actuales llegó a haber cerca de medio centenar. Mientras en la actualidad les dan vida 173 religiosas, en 1900 eran 384.
«Toledo vio fundar su primer convento hace casi mil años. Desde entonces más de dos decenas de congregaciones de mujeres han vivido durante siglos en la ciudad y hoy solo 9 conventos continúan habitados por poco más de 100 mujeres en total», señala el doctor en Historia Moderna y guía turístico en Toledo, Felipe Vidales.
En una entrevista con Toledodiario.es, afirmaba que «la velocidad con la que se están deshabitando es alucinante».
Por su parte, el historiador José Carlos Vizuete Mendoza, puntualiza que se trata de una tendencia común en todo el mundo: desde 1970 se ha reducido a la mitad la población en los conventos. Concretamente, en España desde 2001 hasta octubre de 2023 se han cerrado 211 conventos y monasterios.
«Hay que ser realistas, la realidad es esta»
Entre los testimonios recopilados por Gordillo para el I Congreso Internacional de Conventos de Toledo, destaca el realismo de una de las religiosas. «Es complicado que haya vida religiosa para ocupar los conventos, hay que ser realistas, la realidad es esta: no vienen vocaciones», afirmaba.
Según esta monja, si no vienen vocaciones será porque el señor quiere que sea el final de nuestra comunidad… Si cierra el convento, después de tantos siglos, habrá que aceptarlo porque es lo que Dios quiere».
Además, la religiosa manifestaba la dificultad para el mantenimiento de estos edificios dada su superficie. «No es fácil», recordaba apuntando al éxito de «comunidades nuevas con otro estilo», en ubicaciones más de dimensiones más sencillas para su mantenimiento.
Por ello, numerosas congregaciones, compatibilizan su trabajo de «consagrar al señor» con otras labores para conseguir solvencia económica y, en definitiva, subsistir. Entre ellas, destaca la venta de mazapanes, dulces y otros productos típicos; hasta la plantación de huertos o la acogida de rutas turísticas. Además, también hay monjas que se dedican a la costura.
En el caso de Toledo, los conventos suelen abrir sus puertas para la venta de dulces, pero también para realizar eventos, desde rutas hasta conciertos, gracias a iniciativas públicas que persiguen ampliar sus ingresos y darlos a conocer.
Entre estas iniciativas destacan las puestas en marcha por el propio Ayuntamiento de Toledo que durante la festividad del Corpus incluyó en la tradicional apertura de patios toledanos los del Convento de Santa Isabel y el de Santo Domingo el Real.
Además, en los ‘Momentos Toledanos’, una propuesta que unía cultura y gastronomía, se incluyeron el convento de Santa Isabel de los Reyes y el de las Comendadoras de Santiago.
El Consistorio también organizó visitas guiadas al Convento de San Clemente a través del Consorcio, entre otros muchos eventos.
Estas iniciativas se unen a las organizadas por las propias congregaciones, como las visitas culturales solidarias que organizaron las monjas de Santo Domingo el Real para recaudar fondos para sus países de origen, concretamente para la construcción de un pozo de agua potable en Kitwamba (Kenia), el lugar de nacimiento de 7 de las 12 monjas que residen en este complejo religioso.
«Somos felices, no nos cambiaríamos por nadie, estamos deseando que el señor conceda la vocación a otras jóvenes para que continúen alabando a Dios, que es a lo que principalmente nos dedicamos», explicaban en las entrevistas para el Congreso Internacional de Conventos. «La realidad es que se cierran porque no hay jóvenes que quieran seguir el camino», señalaba una de las monjas entrevistadas.
«Desde un punto de vista histórico los conventos han sido el único espacio en el que las mujeres que huían de la violencia y el maltrato, o que querían formarse, podían refugiarse», recuerda Vidales. «Los conventos han sido pequeñas islas en las que las mujeres podían escapar relativamente de la vigilancia, el control y la censura de los hombres».
Y es que, según afirman las religiosas, en sus monasterios encuentran «paz, alegría, familia, apoyo, ayuda, alegría, escucha y mucha unión». «No somos una cosa rara que no seamos de este mundo», añadía una de las mujeres entrevistadas para la ponencia ‘Hablan las monjas’. «Nos ayudamos unas a otras», ha asegurado.
«El amor de Dios es el que te hace ser feliz, Cristo es el mejor esposo que puedes tener, es tu consolador, vivir en intimidad con él toda la vida es el mejor sentido de una vida», afirmaba una de estas monjas de Toledo.
Salvar almas
Las religiosas consideran que su «misión dentro de la Iglesia es consagrar al señor y salvar almas». Sin embargo, se trata de una función en crisis dentro de la propia institución religiosa ya que el número de creyentes desciende, mientras que cada vez son menos las jóvenes europeas que eligen ser monjas como opción laboral para su futuro.
Según Vidales, esta falta de monjas es solo una de las consecuencias de la «gran crisis» que sufre la Iglesia Católica. «Está afectando doblemente a los conventos de mujeres porque los hombres dentro de la Iglesia tienen muchas funciones, curas, capellanes, por las que cobran un sueldo».
Ante este panorama, ¿qué hacer con los conventos cuándo pierdan el uso para el que fueron construidos? Preguntadas por ello en el congreso, todas las monjas coincidían al proponer usos relacionados con la religión. «Es una pena que los conventos se usen para cualquier cosa después de que haya habido monjas toda la vida pasando dolor y guerras y después de siglos adorando a Dios», explicaban.
«Me gustaría que siguiera siendo un espacio para adorar a Dios y que no se hicieran hoteles», subrayaba.
Dinero público
El I Congreso Internacional de Conventos también se ha convertido en un espacio en el que las instituciones públicas han recordado cómo, y con cuánto, preservan el patrimonio vivo, y en muchos casos histórico, de estos templos religiosos.
Entre estas entidades se encuentra el propio Consorcio de la Ciudad de Toledo, institución pública dependiente del Ayuntamiento, que incluye en sus bases reguladoras los Bienes de Interés Cultural (BIC), entre los que están contemplados los conventos. Así, estos edificios reciben ayudas del Estado a pesar de estar gestionados en su mayoría, en el caso de Toledo, concretamente por el Arzobispado.
«Somos muy queridas en Toledo y estamos muy agradecidas al pueblo de Toledo porque siempre nos ha ayudado en tiempos de precariedad, rezamos mucho por todos los habitantes de la ciudad», afirmaba una de las religiosas entrevistadas en la ponencia ‘Hablan las monjas’.
«Nuestro deber es facilitar herramientas para que las congregaciones puedan mantenerse en relación con la ciudad como han estado haciendo durante años», explican fuentes del Consorcio cuyo gerente ha puesto en valor todas las actuaciones que se han ido realizando desde la institución, que también trabaja en aumentar el fondo de ayudas «que permite invertir y mejorar la calidad del patrimonio de la ciudad».
Por su parte, el alcalde de Toledo también aprovechaba el congreso para anunciar que el Ayuntamiento incluirá en los próximos presupuestos una partida de dinero público para financiar el Programa para la Rehabilitación Conventual.