(Aica/InfoCatólica) En el paso de las diez vírgenes que esperaban un novio, cinco trajeron suficiente aceite para sus lámparas para la espera, mientras que a las otras cinco se les acaba el aceite. Las cinco vírgenes que se preparan para la llegada del novio son recompensadas.
Si bien reconoció que todas esas damas de honor están allí para recibir al novio, ya que están «allí con sus lámparas, esperando», el Papa dijo que la diferencia entre las sabias y las necias está ligada a la «preparación».
Las prudentes, observó el Santo Padre, «llevaban con sus lámparas frascos de aceite », es decir «el elemento invisible que genera la luz». Pero las necias, en cambio, no lo hicieron.
«Aquí está la diferencia: el aceite», subrayó el Papa, añadiendo: «¿Y cuál es la característica del aceite? Que no se ve: está dentro de las lámparas, no llama la atención, pero sin él las lámparas no dan nada de luz.»
Cuidar la vida interior
El Sucesor de san Pedro instó a los fieles a ver la relevancia de esta parábola en sus propias vidas.
«Mirémonos a nosotros mismos y veremos que nuestra vida corre el mismo riesgo», observó, reconociendo que muchas veces nos preocupamos por nuestra apariencia, cuidando bien la propia imagen y dando una buena impresión ante los demás.
«Pero Jesús dice», insistió, «que la sabiduría de la vida está en otra parte: en cuidar lo que no se ve, pero es más importante, cuidar el corazón».
«Jesús dice que la sabiduría de la vida está en otra parte: en cuidar lo que no se ve, pero es más importante, cuidar el corazón».
Francisco llamó a esta sabiduría la «custodia de la vida interior», que sabe detenerse y escuchar el corazón, vigilar los propios pensamientos y sentimientos, y dejar espacio al silencio y a la escucha.
Además, prosiguió, es capaz de «renunciar a parte del tiempo pasado delante de la pantalla del teléfono» para «mirar la luz en los ojos de los demás, en el propio corazón, en la mirada de Dios sobre nosotros».
Para todos, afirmó el Papa, es necesario «no caer en la trampa del activismo», sino «dedicar tiempo al Señor, a la escucha de su Palabra».
El Evangelio, destacó, nos advierte contra el abandono del «aceite de la vida interior», o «aceite del alma», subrayando la importancia de prepararlo.
Un poco de tiempo para preparar cada día
La vida interior, dijo el Papa, no se puede improvisar, sino que requiere constancia y un poco de preparación cada día.
Por este motivo, el Papa pidió a los fieles que se pregunten cómo se están «preparando».
«Entonces podemos preguntarnos: ¿qué estoy preparando en este momento de la vida? Quizás estoy intentando ahorrar, estoy pensando en una casa o en un coche nuevo, planes concretos. Son cosas buenas. Sin embargo, el Santo Padre destacó: »¿Estoy pensando también en dedicar tiempo al cuidado del corazón, a la oración y al servicio a los demás, al Señor que es el destino de la vida?«.
«Pero estoy pensando también en dedicar tiempo al cuidado del corazón, a la oración y al servicio a los demás, al Señor que es el destino de la vida»
Con esto en mente, el Santo Padre dijo que cada uno de nosotros debemos examinar el estado del «aceite» de nuestras almas, preguntando: ¿Lo alimento y lo conservo bien?»
El Papa concluyó rezando para que María, Nuestra Señora, nos ayude a apreciar el aceite de la vida interior.