(Zenit/InfoCatólica) Durante más de dos décadas, el Instituto de Política Familiar (IPF) ha consolidado su presencia en la estructura social, emergiendo como la voz principal en representación de las familias ante los legisladores.
El IPF continúa enfocando sus esfuerzos en su lucha contra el aborto y la marginación de las familias. A lo largo de su trayectoria, esta organización ha difundido numerosos estudios, propuestas y análisis que llevan a la conclusión de que, sin un auténtico compromiso político con la institución familiar, la nación se encuentra en peligro de desmoronar su sistema de bienestar social.
Mariano Martínez-Aedo ejerce la presidencia de esta institución, que posee presencia en múltiples países, incluyendo Italia, Chile, Colombia, México, Estados Unidos y, sobre todo, España, donde se ubica su sede central.
Recientemente, en colaboración con la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), el IPF dio a conocer el «Informe de Evolución de la Familia en México», que han bautizado como el «Termómetro de la Familia en México 2022». Este exhaustivo informe pone de manifiesto la escasa voluntad política para abordar los desafíos que enfrentan las familias en México y en el conjunto de Iberoamérica.
De igual forma, el IPF alerta sobre un cambio significativo en los patrones matrimoniales, ya que cada vez posponemos el matrimonio a edades más avanzadas y reducimos nuestras perspectivas de tener hijos. Actualmente, los hombres deciden casarse a los 30.4 años, mientras que las mujeres dan el «sí, acepto» a los 27,5 años. Diversos factores contribuyen a esta tendencia, siendo notables la insuficiencia de salarios, la falta de capacidad económica para adquirir vivienda y la carencia de políticas que faciliten la conciliación entre la vida laboral y familiar.
En contraste, en el año 1995, los hombres se casaban a la temprana edad de 23,2 años, y las mujeres lo hacían a los 20 años. En estos últimos años, hemos observado un incremento de más de 7,5 años de diferencia en la edad en que las parejas contraen matrimonio.
Otro dato relevante es que, en el año 2021, México experimentó un total de 149,675 rupturas familiares. En contraposición a la tradición de contraer matrimonio, los vínculos matrimoniales más sólidos están experimentando una notable tasa de separación. Esto ha ocasionado un asombroso incremento del 327% en las causas de divorcio desde 1994, lo que se traduce en la disolución de aproximadamente un tercio de los matrimonios.
El Instituto de Política Familiar (IPF) ha expresado su preocupación al respecto, destacando que «la disminución en el número de matrimonios, así como el constante aumento de divorcios, ha resultado en un aumento de seis veces en la proporción Divorcio/Matrimonio». Específicamente, señalan que, en tan solo 25 años, la relación de divorcios por cada nuevo matrimonio ha aumentado de 0.05 a 0.32.
El informe del Instituto de Política Familiar (IPF) arrojó otra serie de datos que creó una ola de preocupaciones demográficas en México, entre ellas:
Los matrimonios están siendo más cortos, con uno de cada seis que se divorcian en menos de cinco años. Solo alrededor de un tercio de los matrimonios rotos superan los 20 años de duración.
La tasa de natalidad está disminuyendo significativamente, y en la última década, ha caído de casi 3 millones en 1994 a solo 1.9 millones. Esto está afectando negativamente a las pensiones y el apoyo a las familias.
Asimismo, la tasa de fertilidad mexicana ha estado por debajo del nivel de reemplazo generacional desde 2016 y está por debajo del promedio mundial desde 2008.
Y, además, cada vez hay más madres jóvenes, y a partir de los 24 años, hay más madres que mujeres sin hijos. A esto se le suma que la proporción de nacimientos dentro del matrimonio ha disminuido desde 1985.
El IPF atribuye la falta de niños en México a la liberalización del aborto, que se produjo en 2021 tras una sentencia de la Corte Suprema.
También se dedujo que la población mexicana está envejeciendo rápidamente, con solo uno de cada cuatro mexicanos menor de 15 años en la actualidad. En 1990, la proporción era de 9 niños por cada anciano, pero ahora es de apenas 3 niños por cada 6 ancianos.
Finalmente, se tiene que la esperanza de vida ha disminuido en los hombres, mientras que las mujeres viven más tiempo, con una esperanza de vida de hasta los 66 años para los hombres y hasta los 74.31 años para las mujeres. La población mayor de 65 años ha aumentado significativamente desde 1975.