(InfoCatólica) Los obispos constatan en su carta que «la influencia de la ideología de género se ha generalizado en la sociedad contemporánea. Como consecuencia, muchos fieles y personas que sirven en nuestros ministerios se han planteado cuestiones en torno a los complejos y delicados temas del género, la identidad sexual y la naturaleza de la persona humana».
Tras recordar que el papa Francisco considera la ideología de género como «una de las colonizaciones ideológicas más peligrosas» de la actualidad, los obispos explican en qué consiste:
«La ideología de género niega ciertos aspectos fundamentales de la existencia humana, como la diferencia sexual hombre-mujer, la complementariedad recíproca del hombre y la mujer y la unidad esencial del cuerpo y el alma en la persona humana. La ideología de género se opone radicalmente, en muchos aspectos importantes, a una sana comprensión de la naturaleza humana, dando lugar a formas de influencia cultural, especialmente a través de la educación y la legislación, que promueven una noción de identidad personal que se deja a la elección del individuo y que niegan la base antropológica de la familia como fundada en la diferencia biológica entre el hombre y la mujer. Se opone así a la razón, a la ciencia y a una visión cristiana de la persona humana».
Los prelados recuerdan que «a lo largo de su historia, la Iglesia católica se ha opuesto a las nociones de dualismo que plantean el cuerpo y el alma como entidades separadas y no integradas. El cuerpo es un aspecto integral e indispensable de lo que significa ser una persona humana. El cuerpo y el alma nacen juntos, en un ser humano individual, en el momento de la concepción. Desde el principio de su existencia, la persona humana tiene un cuerpo que se diferencia sexualmente como masculino o femenino».
Y añaden:
«La diferencia y la complementariedad sexual hombre-mujer son también esenciales para una comprensión cristiana de la unión conyugal, que es en sí misma una imagen de la comunión trinitaria. Eliminar esta diferencia disminuiría en el hombre y la mujer parte de lo que significa ser imagen y semejanza de Dios. Además, acabaría con la base misma de la familia, «primera célula vital de la sociedad ». Hacerlo sería una ofensa a la dignidad humana y una injusticia social».
A quienes experimentan disforia de género, Los obispos les reafirman «que Dios nos conoce, nos ama a cada uno de nosotros y desea nuestro bien. Jesús nos recuerda: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Juan 10:10)», a la vez que les enseñan que «nuestra identidad no es algo que inventemos o creemos para nosotros mismos. Vuestra identidad más fundamental es la de hijos amado de Dios. Reconoced que el deseo de comprender quiénes sois es un deseo de conoceros a vosotros mismos como creados, conocidos y amados por Dios. La Iglesia, por su parte, desea escucharos y caminar con vosotros mientras llegáis a comprender y aceptar la totalidad de lo que Dios os ha hecho ser».
Los obispos ofrecen, al final de su carta, «una selección de recursos destinados a ayudar a profundizar en la comprensión de la doctrina de la Iglesia Católica sobre cuestiones relacionadas con la identidad sexual y la disforia de género».
Y exhortan:
«A quienes desempeñan nuestros ministerios, les invitamos a familiarizarse con la enseñanza de la Iglesia para acompañar a quienes servimos en el amor y la verdad. Sigamos proponiendo con amor a todos la verdad más profunda sobre la persona humana revelada por Jesucristo, que, en palabras del Papa Benedicto XVI, "cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido. Cada uno de nosotros es amado. Cada uno de nosotros es necesario"».