(InfoCatólica) La entrevista se hace con motivo del comienzo de la campaña de vacunación por la gripe A, pero la Ministra se explaya sobre una de las prioridades del gobierno, la "salud sexual y reproductiva": "Queremos proteger la salud de nuestros ciudadanos a unas edades en las que están formando su comportamiento". De esa manera justifica la ministra de sanidad la intención del gobierno de Zapatero de ofrecer a los jóvenes una educación sexual "seria y eficaz", dentro de la "Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva" propia de la ingeniería social socialista.
Trinidad Jiménez cree que es una "responsabilidad pública y social" el enseñar a los jóvenes a partir de 11-12 años cuáles son los métodos de prevención de los embarazos no deseados y de las enfermedades de transmisión sexual. La ministra no hace referencia en ningún caso a la responsabilidad y el derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos en una materia tan delicada.
Preguntada por si la asignatura será obligatoria en todos los colegios, incluidos los religiosos, Jiménez responde que no quiere entrar en detalles para no generar polémica. La responsable de Sanidad del gobierno español explica que todavía no está fijada la estrategia y que es necesario hablar con las comunidades autónomas, que tienen las competencias de educación, acerca de la forma en que se ha de impartir dicha materia.
Sobre las declaraciones de Martínez Camino
A preguntas sobre la polémica creada por las declaraciones de monseñor Martínez Camino acerca de los políticos católicos y la votación a la ley del aborto, la ministra cree que esa llamada de atención cambie la opinión de los diputados y se muestra convencida de los obispos están provocando la reacción contraria a la buscada entre los políticos católicos. "Creo que la Iglesia aquí se equivoca", asegura Trinidad Jiménez" quien añade que "muchos católicos no comparten la opinión del señor Martínez Camino. La actitud y el lenguaje empleado provocan rechazo. Tiene derecho a dirigirse a sus fieles pero creo que esa actitud conminatoria e intransigente sólo conduce al rechazo".
Para Jiménez "la religión, la conciencia, las creencias y los valores son cuestiones que pertenecen al ámbito privado del individuo. La Iglesia no puede o no debe pretender el monopolio de la conciencia sobre lo que está bien o lo que está mal".