(InfoCatólica) Mons. Munilla reconoce dónde está el inicio de la controversia:
«Ante las noticias de que la congregación (ndr: es dicasterio) para la doctrina de la fe ha hecho ahora, con su nuevo cardenal prefecto, que es monseñor Víctor Manuel Fernández, una declaración a este respecto sobre si la Iglesia puede impartir bendiciones homosexuales distinta a la que hace dos años hizo el cardenal Ladaria, y ambas declaraciones han recibido la bendición del Papa Francisco, se ha generado una cierta polémica, y yo entiendo la pregunta, ¿podría la Iglesia impartir la bendición de los asombrosios homosexuales?»
El obispo asegura que los homosexuales católicos pueden decir:
«Estamos haciendo una apuesta muy fuerte en nuestra vida por descubrir el designio de Dios y por caminar en el seguimiento a Jesucristo sabiendo que llevamos dentro de nosotros esa inclinación de atracción homosexual y sabiendo que queremos adecuarnos al ideal evangélico, llevamos una lucha».
Y, añade:
«y ahora algunos si nos dicen que la Iglesia hace la interpretación, que algunos medios de comunicación la han hecho, de que la Iglesia ahora asume de alguna manera la agenda LGTB, entonces comprendo que digáis, entonces, ¿yo qué estoy haciendo?, lo comprendo perfectamente»
Mons. Munilla recuerda la respuesta que dio Doctrina de la Fe sobre esta cuestión. Y destaca esta explicación:
«La Iglesia recuerda que Dios mismo no deja de bendecir a cada uno de sus hijos, peregrinos en este mundo, porque para él somos más importantes que todos los pecados que podamos hacer. Pero no bendice, ni puede bendecir el pecado».
El obispo, que advierte que no puede haber oposición entre verdad y caridad, admite que la operación de la gracia de Dios en el creyente que se aparta del pecado, puede llevar su tiempo, pero siempre ha de ir en la buena dirección:
«Dios tiene paciencia y que asume que nuestro caminar puede ser lento, pero obviamente Dios no puede bendecir un camino que vaya en la dirección equivocada, que es que entonces es como si nos estuviese mintiendo, como si no nos estuviese verdaderamente amando, como si no desease para nosotros el bien. Dios no puede bendecir una relación que va en la dirección equivocada».
Mons. Munilla explica a continuación la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, recordando que la mera tendencia no es en sí misma pecado, pero sí lo es mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo.
El prelado advierte que »no son únicamente las uniones homosexuales las que no pueden recibir esa bendición, sino tampoco otro tipo de relaciones que, aunque no sean homosexuales, no pueden recibir esa bendición». Y pone un ejemplo:
«Por ejemplo, imagínate, que alguien dice, mire usted, es que yo me he enamorado de mi secretaria, yo vengo a que usted me bendiga mi relación con mi secretaria y a mi mujer ya la he dejado de querer y la he abandonado. Yo no le puedo bendecir esa unión con esa secretaria de usted, porque es contraria al designio de Dios, a la vocación que le ha dado usted al matrimonio».
Como segundo motivo para no dar la bendición a parejas homosexuales, indica:
«Hay un segundo motivo por el que se explica el no a la bendición de las uniones homosexuales. El designio de Dios, con respecto al amor conyugal, ¿cuál es? Es el de la unión de un hombre con una mujer, abiertos a la transmisión de la vida, una unión estable para siempre. Ese es el designio de Dios. En realidad, ese designio no se realiza en una unión homosexual».
Y añade:
«La unión de un hombre y una mujer abiertos a la transmisión de la vida no acontece en una unión homosexual, motivo por el cual no puede recibir esa bendición. Y el tercer motivo añadido es que esa bendición supondría una simulación, supondría una simulación sacramental. Si una pareja de personas homosexuales van a la iglesia y reciben, vamos a recibir nuestra bendición en el día tal, como se han hecho por ahí en algunos lugares que hemos visto en algunas fotografías en otras naciones. Eso es una simulación, obviamente».
A la pregunta de si un sínodo o el Papa puede cambiar esta doctrina, el obispo de Orihuela-Alicante dice:
«No, no puede venir un sínodo y lo cambia, puede venir un concilio y lo cambia, no puede venir el Papa siguiente y cambia. No, el Papa no puede cambiar dos años después lo que dijo antes. No, no es así, la respuesta es que, de lo contrario, sería una quiebra del magisterio de la Iglesia, especialmente porque ese pronunciamiento realizado hace dos años estaba fundado clarísimamente en razones evangélicas y en la tradición de la Iglesia».
Don José Ignacio aborda la cuestión de la respuesta del Papa a los dubia planteados en primera instancia por cinco cardenales, e intenta dar una explicación de dicha respuesta.