(Vatican.news/InfoCatólica) El cardenal luxemburgués se hizo eco del mensaje del Papa Francisco en Lisboa para indicar la total apertura de las puertas de la Iglesia a cada persona sobre la faz de la tierra:
«¿Estamos dispuestos a hacerlo con grupos que podrían irritarnos porque su forma de ser podría parecer una amenaza a nuestra identidad? Si actuamos como Jesús, daremos testimonio del amor de Dios por el mundo. Si no lo hacemos, pareceremos un club identitario».
La cuarta Congregación General está dedicada al segundo módulo del Instrumentum laboris, el documento que sirve de esquema para el trabajo de los padres y madres sinodales. «Una comunión que irradia. ¿Cómo ser más plenamente signo e instrumento de unión con Dios y de unidad del género humano?», es el tema del módulo en cuestión, el B1, en el que se centrarán los Círculos Menores -que comienzan ya esta tarde- y las intervenciones en el aula.
Algunos participantes positivos de Covid
Hollerich fue el encargado de presentar el módulo. Por su parte, el Secretario General, Cardenal Mario Grech, informó la ausencia de cuatro participantes por haber dado positivo en Covid-19. «Tras conocer la opinión de los médicos, no hay alarmas», tranquiliza Grech, invitándoles a utilizar «medidas de seguridad» como la mascarilla y la higienización de las manos.
Luego de una pausa de silencio, se leyó un pasaje del Evangelio según San Juan (4, 7-30), una meditación del padre Timothy Radcliffe y «reflexiones teológicas» de la profesora Anna Rowlands. También se escucharon cuatro testimonios de tres miembros de la Asamblea, que compartieron la experiencia de su Iglesia local en relación con los temas del mB1.
Pasar del «yo» al «nosotros»
Esbozando el método de trabajo y los cambios en la composición de los Círculos Menores, el cardenal Hollerich subrayó que, si con los trabajos del primer Módulo la asamblea ha «retomado el contacto con la experiencia del Pueblo de Dios que camina junto desde hace dos años», con esta segunda parte la asamblea entra en el meollo de la cuestión con el examen de la primera de las tres cuestiones surgidas de la fase consultiva, la de la escucha del Pueblo de Dios. Los participantes en el Sínodo deberán confrontarse en los próximos días «con preguntas precisas y concretas», fortalecidos también por el «clima de colaboración» construido la semana pasada, en el que «empezaron a crear vínculos, a pasar del 'yo' al 'nosotros'».
Dios ama a todas las criaturas
Hollerich se detuvo en el tema de la «comunión», eje de la segunda parte del Instrumentum laboris:
«El Dios Trino ha creado a la humanidad, a cada ser humano; y este Dios, que es amor, ama de modo especial a toda la creación, a cada criatura y a cada ser humano. El amor de Dios es tan grande que su poder salvífico es la forma en que su amor se manifiesta. Como Iglesia, como Pueblo de Dios, estamos en esta dinámica de salvación. Y en esta dinámica se encuentran los fundamentos de la unidad de la humanidad».
La historia de una familia africana en Europa
El purpurado compartió la peripecia de una familia que se había trasladado de África a un país europeo. Les resultaba muy difícil encontrar una parroquia en la que vivir su fe.
«La primera parroquia católica a la que acudieron era una parroquia de feligreses, pero la comunidad no ofrecía un sentido más profundo de comunión. Estaban mal vistos porque tenían costumbres religiosas diferentes. Se sentían excluidos. Encontraron una comunidad metodista donde fueron bien acogidos, recibieron ayuda concreta para dar sus primeros pasos en su nuevo país».
Fueron acogidos como «hermanos y hermanas, no como objetos de caridad, no eran simplemente un medio para personas que querían hacer el bien. Fueron aceptados como semejantes, caminando juntos». Cuando escuchó este testimonio, Hollerich pensó en su propio país y en su propia Iglesia:
«Probablemente habría ocurrido lo mismo, con la salvedad de que no tenemos una Iglesia metodista que las acoja».
«Todos... todos... todos...»
El Relator General del Sínodo lanzó el mensaje del Papa durante la JMJ, reiterado también en la Misa de apertura del Sínodo del 4 de octubre: «Todos están invitados a formar parte de la Iglesia». «Todos... todos... todos...».
«En profunda comunión con su Padre a través del Espíritu Santo, Jesús extendió esta comunión a todos los pecadores», dijo el cardenal. Una comunión que se refleja también en el ecumenismo:
«¿Cómo podemos vivir nuestra fe católica de tal manera que la profunda comunión que sentimos en la vigilia de oración antes de nuestro retiro no sea una bella excepción, sino que se convierta en una realidad ordinaria? ¿Cómo podemos vivir nuestra fe profundamente en nuestra propia cultura sin excluir a las personas de otras culturas? ¿Cómo podemos comprometernos con mujeres y hombres de otras tradiciones religiosas en favor de la justicia, la paz y la ecología integral?».
Este es un ejemplo de lo que está en juego en el módulo 2 de la segunda semana de trabajos, explicó:
«Necesitamos pensar, necesitamos reflexionar, pero nuestra reflexión no debe tomar la forma de un tratado teológico o sociológico. Necesitamos partir de experiencias concretas, la nuestra personal y sobre todo la experiencia colectiva del Pueblo de Dios que ha hablado a través de la fase de escucha».
También adelantó que en la tarde de este lunes 9 de octubre y este martes 10 por la mañana los Círculos Menores continuarán su discusión según el método de discernimiento comunitario inspirado en la conversación en el Espíritu que ya se ha practicado. Se escuchan unos a otros, escuchan al Espíritu e iniciarán a redactar el informe de grupo y a preparar el discurso que el relator leerá en la asamblea, centrándose en los puntos que vuestro grupo desea someter a la asamblea para profundizar en un discernimiento común.
