(Aica/InfoCatólica) Tras reconocer que las nuevas medidas "han costado mucho sacarlas" e intentan "poner un cierto límite", dijo que “el problema es muy difícil porque tiene que ver con una situación cultural y espiritual”, y que se debería implicar a "padres y educadores".El prelado platense admitió, sin embargo, que “no es fácil de revertir” esta situación, porque “hay que inducir a otros modos de diversión".
En ese sentido, el arzobispo señaló que se habla de "la responsabilidad de los dirigentes sociales y de los empresarios" pero que en realidad, opinó, habría que "apuntar a la responsabilidad de los padres de familia y de los educadores".
"¿Cómo se ha creado esta mentalidad o esto que yo llamo una verdadera manía? ¿No es posible ofrecer alternativas de otro tipo de diversión? ¿No puede comenzarse más temprano, por ejemplo a las ocho y media, para terminar en la medianoche? ¿Qué tiene de raro? ¿No se podrían divertir también a esa hora?", se preguntó.
Monseñor Aguer recordó las imágenes que muchas veces le toca ver los domingos "temprano", donde se "ve gente que deambula como zombies, chicas tiradas en una esquina borrachas y en condiciones realmente infrahumanas".
"Eso es el despojo de una noche de diversión, de los casos de violencia que surgen espontáneamente cuando la gente ya no está en sus cabales", precisó.
Por último, monseñor Aguer llamó a pensar “en el futuro de estos muchachos y chicas que se divierten de esta manera. Pensemos también cómo queda ajada prematuramente una juventud cuando la diversión no resulta impostada de un contexto verdaderamente humano y que tienda a elevar el corazón a las cosas más nobles".