(LSN/InfoCatólica) La actuación en defensa de la fe católica por parte de los cardenales Sarah, Burke, Zen, Sandoval y Brandmuller, que ha alterado los ánimos dentro de la Santa Sede, ha recibido el respaldo de quien estuvo al frente de la Congregación (hoy Dicasterio) para la Doctrina de la Fe.
El cardenal alemán advierte que mantener hoy una posición herética puede favorecer la carrera eclesiástica, recuerda que los obispos no debe ser marionetas que repiten ciegamente lo que diga el Papa y arremete contra el neopapalismo de los que quieren poner la Iglesia en manos de los amos del mundo que se reúnen en Davos.
Müller asegura que aunque el católico sabe que los Papas son sucesores de San Pedro en Roma, también ha de saber que debe oponerse a la caricatura que hicieron de los Papas los protestantes en el siglo XVI como a los que están usando la autoridad pontificia para quedar bien ante el Nuevo Orden Mundial.
Declaración del cardenal Muller:
He defendido la doctrina católica contra el pseudo-modernismo especialmente en los últimos 10 años, cumpliendo así ante Dios en mi conciencia mi responsabilidad como obispo y cardenal por el bien de la doctrina ortodoxa. Pero me alegro cuando otros, a su manera, hacen lo necesario y recuerdan al Papa la responsabilidad que Dios le ha dado de preservar la Iglesia en la «doctrina de los Apóstoles» (Hch 2,42).
En la actualidad, existe una posición herética, pero que favorece la carrera, según la cual Dios se revela sólo al Papa Francisco a través de la información directa del Espíritu Santo, y que los obispos sólo tienen que repetir ciegamente estas iluminaciones celestiales y transmitirlas mecánicamente como marionetas parlantes. Un obispo, sin embargo, en virtud de su consagración, es el sucesor de los Apóstoles y auténtico maestro del Evangelio de Cristo, pero en el colegio de todos los obispos con el Papa como principio visible siempre presente de la unidad de la Iglesia en la verdad revelada y en su comunión sacramental. Esta es la verdadera doctrina de la primacía del Papa y no el neopapalismo de los que quieren entregar la Iglesia de Cristo a la ideología del capitalismo ateo y antihumano de Davos.
Su pretexto fraudulento es la adaptación de la supuestamente obsoleta Palabra de Dios, como si en Cristo no se nos hubiera dado toda la verdad, a las normas de una antropología pseudocientífica antimatrimonial y de una civilización de la muerte (aborto, tráfico de embriones, eutanasia, mutilación corporal por el llamado cambio de sexo). Todo católico cree en la verdad divina y católica de que en Pedro están instalados los obispos de Roma como sus legítimos sucesores. Pero como discípulo de Cristo teológicamente ilustrado, se opone a la caricatura del papado tanto en la polémica antirromana de los reformadores de la época como en la comprensión como si se fuera un loro del neopapalismo o papagayismo anticatólico. Así, exponen la fe católica al ridículo en un público secular que no cree en el hecho de la Revelación histórica de Dios en Cristo y que utiliza al Papa -se den cuenta o le sigan la corriente ingenuamente, no importa- como autoridad para ganarse a las, a sus ojos, atrasadas y poco ilustradas masas católicas para el Nuevo Orden Mundial 2030.