(ACN/InfoCatólica) El patriarca ha estado a cargo de la Iglesia católica melquita durante seis años, un período difícil, con la guerra civil en Siria, la pandemia y una terrible situación financiera tanto en Siria como en el Líbano. «Todo esto ha llevado a un lento progreso en el trabajo. Nos impidió ir más rápido para realizar nuestros proyectos», dice. Sin embargo, lo describe como un «tiempo de gran gracia».
Siria y Líbano, sin luz al final del túnel
Con la mayoría de sus fieles viviendo en Siria y el Líbano, el patriarca melquita Sdice que es cada vez más difícil dar esperanza a los cristianos, especialmente a los jóvenes. «Siempre ha habido oleadas de emigración, pero las razones cambian. Hoy en día es sobre todo por razones económicas, sociales o políticas», subrayó durante una visita a la sede internacional de la fundación pontificia, en Koenigstein, Alemania.
«Muchos de ellos están desesperados, ya no tienen confianza en su país. Por eso se van. Hicimos mucho, especialmente al principio, para mantenerlos en el país, pero la situación no ha mejorado. No hay luz al final del túnel, no hay solución a corto plazo. Es por eso que ya no podemos convencerlos de que se queden».
La situación en Siria podría mejorarse si Occidente levantara las sanciones que, según él, es lo que más pesa sobre la población civil. «Creo que nuestros aliados pueden ejercer presión de una manera u otra sobre sus gobiernos, a veces incluso sobre los líderes religiosos, para ayudar en esta dirección o para garantizar que se levanten las sanciones», dijo, haciéndose eco del llamamiento hecho recientemente por otros líderes de Oriente Medio.
El conflicto israelo-palestino: la raíz de todos los conflictos
Otro paso decisivo sería que la comunidad internacional encontrara finalmente una solución para el conflicto israelo-palestino. «La causa palestina es la causa principal. Esto está muy claro para nosotros aquí. Sin una solución para la situación palestina, no hay solución para el Oriente Medio. Eso significa dar a los palestinos su independencia. En este momento vemos que algunos gobiernos árabes están empezando a normalizar sus relaciones con Israel, pero esto no va a ayudar porque sigue habiendo una gran enemistad entre la gente», concluyó el patriarca Absi.
A pesar de todas las dificultades, el esfuerzo debe continuar, agregó el patriarca, ya que «la perspectiva de un Oriente Medio sin cristianos es impensable». El patriarca Youssef Absi ofreció el ejemplo del Líbano, el país de la región con la mayor proporción de cristianos, que Juan Pablo II describió como una misión en sí misma. «El Líbano es muy importante, no sólo para Oriente Medio, sino para todo el mundo, porque la convivencia entre musulmanes y cristianos es un ejemplo para todo el mundo».
«Ahora, en Occidente, hay muchos musulmanes, y en algunos lugares ya se dan retos, por lo que la misión del Líbano es manifestar cómo musulmanes y cristianos pueden vivir juntos. La presencia de cristianos en Oriente Medio no debería ser un problema. Es normal que existan Iglesias allí y deben permanecer allí», dijo Youssef Absi.
La creación de una zona cristiana
Cuando la persecución de los cristianos en el Oriente Medio alcanzó su punto máximo en 2013, con el surgimiento del grupo terrorista Estado Islámico, se levantaron voces que pedían crear una zona segura cristiana, ya sea un país o una región autónoma ubicada, por ejemplo, en la llanura de Nínive, en Irak.
La mayoría de los líderes religiosos cristianos, sin embargo, se han opuesto a esta idea, y el patriarca Youssef Absi no es una excepción. «Sería un suicidio, no una solución», dijo. Para bien o para mal, agregó, los cristianos y los musulmanes tienen una historia de convivencia, pero forjar un área exclusivamente cristiana enojaría a otros ciudadanos del país. «Tienes el derecho a vivir en un país grande, ¿por qué nos convendría vivir en un país pequeño rodeado de personas que se han convertido en tus enemigos?»
Gratitud por la asistencia de ACN
La situación en Siria y el Líbano puede ser desesperada, según el líder de la Iglesia melquita, pero sería mucho peor sin la ayuda proporcionada por ACN. «Hemos notado que ACN ha duplicado, y a veces triplicado, su ayuda durante los últimos diez años. Los resultados son claramente visibles, y les agradecemos desde el fondo de nuestros corazones, podemos ver que realmente quieren estar presentes en Siria y el Líbano, de una manera especial». «No es solo ayuda financiera o económica, es el espíritu con el que trabajan, la generosidad, el amor, la sonrisa. Damos gracias a Dios por habernos enviado hermanos y hermanas de tal calibre, que son cristianos comprometidos», concluyó el patriarca.