(ACIPrensa/InfoCatólica) El 21 de septiembre marcó el inicio del Año Santo conmemorativo del 490 aniversario de la parroquia de San Cosme y San Damián en la Ciudad de México, con la solemne apertura de la Puerta Santa en este histórico templo.
Este Año Santo, otorgado por el papa Francisco, se mantendrá vigente hasta el 27 de septiembre de 2024. Durante la ceremonia de inauguración, el cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, destacó que se conmemoran 490 años desde que Fray Juan de Zumárraga, el primer Obispo de México, seleccionó los terrenos para establecer un hospital para indígenas y una parroquia. Estos lugares estarían dedicados a los santos patronos de los enfermos, médicos y aquellos que protegen en situaciones de trasplante: San Cosme y San Damián.
Estos dos santos son considerados patronos de los médicos católicos. En Oriente los llaman «los no cobradores», porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres. Lo único que les pedían era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de Su Evangelio.
De acuerdo con los registros de la Arquidiócesis de México, el actual edificio de la parroquia en la colonia San Rafael de la Ciudad de México tiene sus raíces en el hospital para indígenas fundado por Fray Juan de Zumárraga en el siglo XVI. En 1672, se colocó la primera piedra de la iglesia que finalmente se dedicó el 11 de enero de 1675.
Un importante recurso histórico que arroja luz sobre la historia de este templo es la obra de Fray Juan de Torquemada (1557-1624), un cronista franciscano. En sus escritos, Torquemada menciona la significativa relevancia de esta iglesia como un punto intermedio en los viajes que se realizaban desde la Nueva España hasta Filipinas.
Sobre la indulgencia plenaria
Para adquirir la indulgencia plenaria, que puede ser aplicada en beneficio propio o en favor del alma de un fiel difunto en el purgatorio, se requiere realizar una peregrinación a la parroquia de San Cosme y San Damián y ser partícipe de los ritos jubilares.
El decreto de la Penitenciaría Apostólica considera también la opción de obtener la indulgencia plenaria al pasar un tiempo de adoración ante el Santísimo Sacramento expuesto, concluyendo con la recitación de la oración dominical, el credo de la fe, y la invocación a la bienaventurada Virgen María y a los santos.
Asimismo, se deben cumplir las tres condiciones habituales: realizar una confesión sacramental, recibir la Comunión eucarística y ofrecer una oración por las intenciones del Santo Padre.
En el caso de los ancianos y enfermos que, por razones graves, no puedan salir de sus hogares para realizar la peregrinación a la iglesia de San Cosme y San Damián, se les permite obtener la indulgencia al unirse espiritualmente a la celebración jubilar y ofrecer sus sufrimientos o incomodidades como una ofrenda a la misericordia de Dios.
Esto debe hacerse con plena conciencia de rechazar cualquier pecado y con la intención de cumplir las tres condiciones habituales tan pronto como les sea posible.