(CNA/InfoCatólica) La noche del 8 de septiembre, Marruecos fue sacudido por un potente terremoto que ha dejado un saldo trágico de más de 1000 personas fallecidas. El gobierno marroquí confirmó la cifra de víctimas el día siguiente, evidenciando la magnitud del desastre que ha afectado a la nación norteafricana.
El sismo, que tuvo una magnitud preliminar de 6.8, tuvo su epicentro cerca del resort de Oukaimedene. Las primeras evaluaciones realizadas por el Servicio Geológico de EE.UU. indican que es probable que haya daños extensos en la región. Además, se anticipa que el desastre podría tener un alcance amplio, afectando a diversas áreas del país.
Uno de los lugares más afectados fue Marrakech, una de las ciudades más grandes y emblemáticas de Marruecos. Según informes de la BBC, el terremoto causó la destrucción de grandes áreas del centro histórico de la ciudad, lo que representa no solo una pérdida cultural, sino también un duro golpe para uno de los principales centros económicos de la región.
Tras el desastre, líderes y organizaciones de todo el mundo han expresado su solidaridad con Marruecos. El Papa Francisco no tardó en enviar un mensaje de apoyo y solidaridad al país africano. En su comunicado, el Sumo Pontífice ofreció su «comunión en oración» con Marruecos y extendió su solidaridad a todas las víctimas y sus familias. Por su parte, la Arquidiócesis de Rabat, en una publicación en Facebook, instó a los católicos de todo el mundo a unirse en oración por todas las personas afectadas por este trágico evento.
La situación en Marruecos sigue siendo crítica, y las labores de rescate y ayuda continúan en las zonas afectadas. Las autoridades y organizaciones locales e internacionales están trabajando conjuntamente para brindar asistencia y apoyo a las víctimas y a aquellos que han perdido sus hogares y pertenencias en el terremoto.