(Katolisch/InfoCatólica) Bätzing afirmó el lunes por la tarde en Berlín, en la Recepción Anual de San Miguel, que hay muchos indicios de que las iglesias en Alemania están en «declive inexorable» y son cada vez menos capaces de dirigirse a la gente con el mensaje de Jesús y de reforzar la cohesión en la sociedad con sus valores. «Pero esto no lo dice todo sobre la situación de las iglesias, especialmente de la Iglesia católica en nuestro país. Porque la muerte de una determinada estructura social de la Iglesia, la erosión de la Iglesia popular, no tiene por qué conducir al sombrío final de la vida cristiana en Alemania».
El obispo de Limburgo subrayó que las dos grandes iglesias (*) han perdido un gran número de miembros el año pasado. «La tendencia al abandono de la Iglesia, que se arrastra desde hace décadas, ha cobrado un enorme impulso», afirmó el presidente de la DBK. En una sociedad cada vez más plural, la religión se considera cada vez más una parte de la expresión personal, igual que otras actitudes y convicciones, a las que se permite encontrar su lugar en una sociedad abierta. «Y no sólo disminuyen los vínculos eclesiásticos. La fe en Dios corre el riesgo de evaporarse. Muchos que no abandonan formalmente la Iglesia se han distanciado interiormente y, en muchos casos, ya casi no son accesibles», subraya Bätzing. La capacidad de la iglesia para ganar personas para el Evangelio y orientarlas disminuye con cada generación.
Los abusos como excusa
En cuanto al elevado número de apostasías, Bätzing explicó que muchas personas justifican su renuncia por los abusos sexuales en la Iglesia y las décadas de «no ocuparse» de ellos. «Los ojos críticos de los afectados, los medios de comunicación y la opinión pública siguen posándose aquí sobre nosotros. Demasiadas personas en la Iglesia han sido culpables - como abusadores, pero también como los que miran hacia otro lado, como encubridores y blanqueadores», dijo el obispo.
Al mismo tiempo, indicó que dejar la Iglesia es también expresión de una decisión individual, porque muchas personas ya no están automáticamente vinculadas de la cuna a la tumba como en años anteriores. La religión y la confesión deben verse en la variedad de ofertas de sentido con las que las personas se relacionan en las distintas fases de la vida. «Y precisamente el punto de partida de la libertad y la elección individual consciente que es posible en nuestro país es importante y bueno», subrayó Bätzing. Exige que la Iglesia busque nuevas formas de acompañar a las personas de forma aún más útil en su situación vital y con sus preguntas, y de promover la comunidad en un buen espíritu. «En esta hora de crisis, la necesidad de anunciar de nuevo el mensaje de Jesucristo es claramente evidente», dijo el obispo de Limburgo.
Explicó a continuación que la Iglesia no está ahí para sí misma: «Su tarea no es la autoconservación, ciertamente no la autoconservación como institución. Proclamar el mensaje gozoso y vivificante del Evangelio, hacerlo tangible en situaciones concretas de la vida y en comunidad, es la finalidad elemental de la Iglesia». Por eso, incluso en tiempos de crisis y convulsión, no quiere replegarse. «Somos responsables de nuestra sociedad», dijo Bätzing. En este contexto, citó como ejemplos el compromiso de la Iglesia con la protección de la vida y con la dignidad y los derechos de las personas que están al margen de la sociedad.
(*) Se refiere a la Iglesia Católica y la Iglesia evangélica (luterana), que según reafirmó la declaración Dominus Iesu no es propiamente una iglesia -no conserva la sucesión apostólica- sino una comunión eclesial
