(CNA/InfoCatólica) El Labor Day (en español: día del trabajo), es un día festivo federal que se celebra en Estados Unidos el primer lunes de septiembre. Tiene su origen en un desfile celebrado el 5 de septiembre de 1882 en Nueva York organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor), inspirándose en un evento anual similar realizado en Toronto (Canadá). En 1884 se realizó otro desfile y los Caballeros del Trabajo decidieron hacerlo anualmente. En el resto del mundo se suele celebrar dicho día cada primero de mayo.
«Estamos llamados a unirnos a Jesús en su ministerio de llevar buenas nuevas a los pobres. Debemos hacer más para apoyar a las familias», dicen los obispos en su declaración, publicada el jueves antes de la celebración del 4 de septiembre.
La declaración, titulada «Solidaridad radical con las familias trabajadoras», está firmada por el arzobispo Borys Gudziak, de la Archidiócesis Católica Ucraniana de Filadelfia, presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano de la USCCB. En él se reflexiona sobre el estado de la economía, las necesidades económicas de los estadounidenses, los logros políticos recientes y los esfuerzos para seguir apoyando a los trabajadores y a sus familias.
A pesar de los signos de mejora en la economía, la inflación ha perjudicado la capacidad de ahorro de las familias, según la declaración de los obispos. Los alimentos, la vivienda y la atención sanitaria cuestan ahora más, y el 37% de los estadounidenses no puede hacer frente a un gasto inesperado de 400 dólares.
«La finalidad de la economía es permitir que las familias prosperen», advierten los obispos, que han citardo el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, que subraya la necesidad de que todos los sectores de la sociedad promuevan políticas de empleo que «no penalicen sino que apoyen el núcleo familiar.»
El texto recuerda el largo historial de la USCCB de apoyo a programas de redes de seguridad social para la alimentación, la vivienda y la atención médica asequibles, así como su apoyo a salarios justos, condiciones de trabajo seguras y trabajo organizado.
Los obispos estadounidenses piden al Congreso que refuerce la desgravación fiscal por hijos, describiendo esta política como «un poderoso programa a favor de la familia y contra la pobreza» que «actualmente excluye a demasiados niños necesitados». El crédito fiscal debe ser totalmente reembolsable para maximizar su impacto en las familias de bajos ingresos y debe aplicarse a todas las familias con hijos ciudadanos estadounidenses, independientemente del estatus migratorio de los padres. Debería estar disponible durante el año anterior al nacimiento del niño, y no debería pagarse mediante recortes a los programas que atienden a las personas necesitadas, proponen los obispos.
Además, los obispos abogan por políticas nacionales de baja familiar retribuida bien elaboradas. Piden un mejor acceso a guarderías y jardines de infancia asequibles y de calidad, así como apoyo a las familias que cuidan a los niños en casa:
«El cuidado de los niños es uno de los mayores gastos en el presupuesto de muchas familias, y está provocando que muchas familias tengan menos hijos de los que desearían. Al mismo tiempo, el propio sector del cuidado de los niños está plagado de bajos salarios para los trabajadores, lo que les dificulta satisfacer las necesidades de sus propias familias».
En su declaración, los obispos reconocen también los éxitos conseguidos en el Congreso, como la ampliación de la cobertura de Medicaid después del parto durante un año y la aprobación de leyes que exigen mejores condiciones laborales para las madres lactantes:
«Aunque se trata de pasos prometedores, aún queda mucho por hacer para promover políticas que ayuden a las mujeres, las familias y los niños. La USCCB sigue instando a soluciones bipartidistas en estas cuestiones»
Entre los diversos proyectos de la USCCB para ayudar a los necesitados, la declaración del Día del Trabajo destaca los esfuerzos de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD) para ayudar a las comunidades, especialmente a las familias con dificultades y a las personas en situación de pobreza, a organizarse y abordar los problemas. Las organizaciones financiadas por la CCHD han ayudado a mantener puestos de trabajo bien remunerados en empresas propiedad de trabajadores que prestan asistencia a domicilio a ancianos y discapacitados.
En el estado de Washington, CCHD ha apoyado a Washington Home Care Cooperatives, que ayuda a proporcionar trabajadores a domicilio bien remunerados a ancianos y discapacitados. En Colorado, el proyecto Mountain Voices Project IAF, subvencionado por CCHD, garantiza el cuidado de niños a familias de bajos ingresos que trabajan en las caras ciudades turísticas de montaña. Un grupo de Salt Lake City al que apoya el CCHD, Powerful Moms Who Care, trabaja para proporcionar viviendas asequibles y cuidado infantil.
La declaración del Día del Trabajo también hace hincapié en la importancia de los sindicatos:
«Los sindicatos deben seguir siendo apoyados en su labor de apoyo a las familias sanas y prósperas, especialmente las más necesitadas, y alentados a mantener y aumentar su atención en el desempeño de ese papel fundamental»
Los prelados recuerdan las palabras que el Papa pronunció en diciembre de 2022 ante directivos y delegados de la Confederación General Italiana del Trabajo. El pontífice dijo que los sindicatos deben ser «una voz para los sin voz» y alabó su importancia en la educación de los trabajadores y en la promoción de la fraternidad, añadiendo: «No hay trabajadores libres sin sindicatos».
«Cada uno de nosotros está llamado a seguir al Señor y llevar la buena nueva a los pobres», concluye la declaración de los obispos estadounidenses. «Oremos y actuemos con este fin, siempre a la escucha del Señor que cumple alegres nuevas en nuestra escucha de su palabra cada día».