(Fides/InfoCatólica) «Hemos dado las gracias a Dios porque, incluso en el sufrimiento, se hace presente a nuestro lado. En la parroquia, ya limpia y arreglada, hemos rezado por la paz con muchos fieles y junto a los líderes musulmanes, sentados al lado. Han acudido también muchos hombres de buena voluntad que quieren construir una convivencia pacífica entre los distintos credos de nuestra sociedad». Con estas palabras explica a la Agencia Fides el arzobispo de Lahore, Sebastian Shaw, cómo transcurrió el encuentro de oración celebrado en la parroquia católica del barrio cristiano de Essa Nagri en Jaranwala. El templo se limpió, se volvió a pintar y se equipó con mobiliario nuevo tras los trabajos de recuperación encargados y financiados por el gobierno de Punjab para todo el barrio víctima de los ataques.
«Para nosotros es un signo del renacimiento. Estamos convencidos de que, de un mal, Dios puede sacar un bien. Hemos escuchado y consolado a las víctimas. Ya se ha puesto en marcha el proceso de recuperación y es importante que sigamos por este camino», afirma el arzobispo que en varias ocasiones ha visitado el barrio de Jaranwala también en compañía de distintas delegaciones de jefes musulmanes que han expresado sus condolencias y solidaridad.
El arzobispo Shaw habla de un episodio simbólico:
«El líder musulmán Tahir Mehmood Ashrafi, jefe del Consejo All Pakistan Ulema, quiso tranquilizar personalmente a una joven cristiana a punto de casarse que, en el incendio de su casa familiar, perdió toda su dote, el conjunto de bienes preparados, según la tradición, durante varios años antes de casarse. Ashrafi bendijo a la joven, le puso simbólicamente un velo en la cabeza, y le dijo que la recompensaría comprándole toda la dote y así podría casarse tranquila. Un bonito gesto, que ejemplifica el espíritu de cercanía».
De aproximadamente 30 iglesias y capillas dañadas, quemadas o destrozadas (siete iglesias del Ejército de Salvación, tres católicas, tres presbiterianas y otras capillas o lugares de culto pertenecientes a denominaciones cristianas independientes), cuatro iglesias ya han sido restauradas o se encuentran en fase de reestructuración. Se está completando rápidamente su reapertura al culto en Jaranwala, incluido el católico. Las obras encargadas por el gobierno provincial se ejecutaron de forma inmediatas y ya se entregó una ayuda financiera de 2 millones de rupias (más de 6.600 dólares estadounidenses) a cada familia afectada por la violencia. En algunos casos, para una de las Iglesias del Ejército de Salvación, fundada hace 119 años, la renovación será más lenta porque al ser un edificio histórico no se puede derribar y reconstruir desde cero, sino que se quiere una restauración más cuidadosa preservando los muros y partes de valor histórico.
Las iglesias están rodeadas de casas quemadas a ambos lados de las calles del barrio. Entre los escombros se pueden ver familias cristianas que, con esfuerzo y paciencia, intentan limpiar la zona y recuperar sus viviendas. Junto a ellos, se encuentran numerosos voluntarios y religiosos comprometidos en una labor diaria de apoyo. Fieles cristianos de todo Pakistán están mostrando una solidaridad profunda y proactiva con los desplazados y las personas que se han quedado sin hogar. Entre ellos, los frailes capuchinos del Punjab que proporcionan ayuda alimentaria, ropa y artículos para el hogar y rezan con las víctimas. «Como primer paso, hemos organizado una ayuda de emergencia para la población que sufre, con ayuda material y apoyo psicológico y espiritual. Además, para hacer de Pakistán una nación pacífica, siempre estamos dispuestos al diálogo, incluso cuando se trata de casos sobre acusaciones falsas de blasfemia», señala a la Agencia Fides el padre capuchino Qaisar Feroz, secretario ejecutivo de la Comisión de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Pakistán.
«Lo que nos llama la atención es lo que la misión de investigación de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (CPDH) dijo en Jaranwala. De los altavoces de la mezquita, salían soflamas acusando de blasfemia a los cristianos y llamando a la acción a miles de hombres que se reunieron en la ciudad y atacaron las iglesias y casas cristianas. La misión llama a no dar impunidad a los grupos religiosos musulmanes que instigan acciones violentas contra minorías religiosas. El gobierno debe tomar medidas duras contra la incitación al odio contra cualquier comunidad», asegura el fraile.