(LifeNews/InfoCatólica) No se puede negar: Las mujeres que abortan su primer embarazo tienen más probabilidades de necesitar tratamiento de salud mental que las que dan a luz a un hijo vivo.
Esta afirmación procede de un reciente estudio de investigación realizado por expertos que utiliza datos de reclamaciones de Medicaid. Un equipo de expertos del Instituto Charlotte Lozier analizó la información y llegó a la indiscutible conclusión.
Los investigadores obtuvieron los datos de más de 4.800 mujeres inscritas en Medicaid a lo largo de 17 años y siete estados en los que se utilizó el dinero de los contribuyentes para financiar los abortos.
«Espera», dicen algunas personas. «¿Y si estas mujeres tuvieran un historial previo de problemas de salud mental? Sin duda, eso influiría en los resultados».
Estas mujeres no tenían antecedentes de problemas de salud mental. Sus problemas se materializaron después de interrumpir el embarazo.
El estudio se publicó en la revista International Journal of Women's Health y es el primero que hace un análisis completo de los servicios de salud mental ambulatorios y hospitalarios relacionados con el aborto.
Veamos los resultados:
En el caso de las mujeres que interrumpieron su primer embarazo (frente a las que dieron a luz), los tratamientos de salud mental se dispararon en las siguientes categorías:
- Visitas ambulatorias: 3,4 veces más probabilidades de aumento.
- Ingresos hospitalarios: 5,7 veces más probabilidades de aumento.
- Días de estancia hospitalaria: 19,6 veces más probabilidades de aumento.
Los hallazgos de esta investigación no son aislados. Según el autor principal del estudio James Studnicki, Sc.D., un veterano científico de la salud pública y el vicepresidente de CLI y director de Análisis de Datos, estudios de investigación de Finlandia, Italia, China, Alemania, Corea y los Estados Unidos han revelado una conexión entre el aborto y la lista de problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión y el suicidio.
Un estudio anterior de la serie reveló que las mujeres que habían interrumpido su primer embarazo tenían más embarazos, más abortos, más de cuatro veces más abortos y sólo la mitad de bebés nacidos vivos que las mujeres cuyo primer embarazo terminó de manera exitosa.
Y hay un giro que hace que esto sea aún más desgarrador. El Instituto Charlotte Lozier ha llevado a cabo estudios que revelan que la mayoría de las mujeres que abortaron a sus hijos declararon haber sido sometidas a fuertes presiones para interrumpir sus embarazos, y describieron sus abortos como no deseados, coaccionados o incoherentes con sus propios valores y preferencias.
Lo que, a su vez, revela otro factor que presumiblemente contribuiría a explicar por qué la salud mental de las mujeres que abortan a sus hijos se estaría desmoronando.