(GaudiumPress/InfoCatólica) Tras el ataque terrorista ocurrido durante un mitin político en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, Pakistán, la policía ha instado a las iglesias católicas a tomar medidas de seguridad adicionales. Mons. Joseph Arshad, líder de la Conferencia Episcopal de Pakistán, ha condenado el atentado suicida y reafirmado el compromiso de la Iglesia en promover una coexistencia pacífica en el país.
La Iglesia en Pakistán está tomando medidas para mejorar su seguridad ante el aumento de ataques terroristas, según un informe de Iglesias de Asia. El Padre Nasir William, perteneciente a la iglesia San Pedro Canisio en Abbottabad, ha mencionado que se les ha recomendado contratar agentes de seguridad privada, instalar sistemas de video-vigilancia y elevar la altura de los muros internos de las iglesias.
«Todas las iglesias de nuestra Diócesis ya adoptaron esas medidas de seguridad. Los turnos de los vigilantes se multiplican, pero las tragedias continúan. ¿Qué más podemos hacer?», expresó el sacerdote, quien también desempeña el cargo de director de la Comisión de Comunicaciones Sociales de la Diócesis de Islamabad-Rawalpindi.
En respuesta a la creciente amenaza de la insurrección islámica en la Provincia de Khyber Pakhtunkhwa, las autoridades locales han tomado medidas para garantizar la seguridad de sacerdotes y religiosos. Se han asignado al menos dos policías para escoltar a estos líderes religiosos en la provincia, que se enfrenta a diversos movimientos islámicos armados y limita con Afganistán, donde los talibanes retomaron el poder en agosto de 2021. Estas medidas buscan proteger y salvaguardar la integridad de la comunidad religiosa en la región.
Por otra parte, el grupo Estado Islámico ha reivindicado el atentado ocurrido el 31 de julio, cuando cerca de 400 simpatizantes del partido religioso conservador Jamiat Ulema-e-Islam (JUI-F) se encontraban reunidos en la ciudad de Khar, cerca de un mercado en el distrito de Bajaur, a unos 45 kilómetros de la frontera afgana, en la región indígena del noroeste de Pakistán. La explosión, que utilizó aproximadamente 12 kg de explosivos, se produjo en un área que anteriormente fue un foco talibán antes de la represión llevada a cabo por el ejército pakistaní en 2016. La situación representa una preocupación en el contexto de la creciente insurgencia islámica en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa.
El monseñor Joseph Arshad, presidente de la Conferencia Episcopal pakistaní, declaró al respecto: «La explosión en Bajaur realmente agravó las tensiones ya existentes. Condenamos firmemente el ataque brutal durante el cual muchos inocentes perdieron la vida y muchos quedaron heridos. Las personas responsables deben ser llevadas a los tribunales».
Y finaliza afirmando que «todos los responsables políticos deben favorecer una solución política para que la democracia pueda advenir en nuestro país. La Iglesia tiene voluntarios y la administración local también puso a nuestra disposición agentes de seguridad en las iglesias. Continuamos cumpliendo nuestro papel en la construcción de una coexistencia pacífica en la sociedad pakistaní».