(InfoCatólica) El Pontífice centró su reflexión en la parábola del mercader, un pasaje evangélico propuesto en la liturgia del día, y resaltó los gestos del mercader que «busca, encuentra y finalmente compra».
El Papa destacó la importancia de buscar en la vida, de no quedarnos estancados en la rutina y mediocridad, sino de reavivar nuestro deseo y cultivar sueños de bien. Hizo hincapié en que el Señor siempre trae la novedad del Espíritu y que debemos estar abiertos a esa frescura en nuestra vida diaria.
El segundo gesto del mercader, encontrar una perla de gran valor, llevó al Papa a enseñarnos que también nosotros debemos aprender a reconocer lo bueno en nuestras vidas. En medio de nuestras actividades diarias, debemos entrenarnos para distinguir las gemas preciosas de la vida de las cosas triviales y pasatiempos que solo nos dejan vacíos por dentro. Encontrar lo que realmente importa, como el encuentro con Dios y con los demás, es lo que da significado y plenitud a nuestras vidas.
Por último, el Papa enfatizó que el mercader compra la perla y está dispuesto a sacrificar todo para conseguirla. En este punto, el Papa relaciona la perla con Jesús, la perla preciosa de la vida. Invitó a todos a invertir todo en Él, ya que cuando nos encontramos con Cristo, nuestras vidas cambian para mejor. Hizo un llamado a cada persona a cuestionarse si Jesús está en primer lugar en su vida y si es realmente el mayor bien. El Papa animó a todos a declarar que Jesús es su mayor bien y entregar sus vidas a Él.
En resumen, el mensaje del Papa Francisco es una llamada a no perder el tiempo en cosas triviales, sino a buscar, encontrar y valorar lo que realmente importa en la vida, que es el encuentro con Dios y la relación con los demás. Jesús, como la perla preciosa, debe ser el centro de nuestras vidas, y al entregarnos a Él, encontraremos sentido, plenitud y transformación en nuestras vidas.