(NCRegister/InfoCatólica) Bonnie Engstrom, que vive cerca de Peoria (Illinois), se enfrentó a la peor pesadilla de unos padres primerizos cuando dio a luz a su hijo sin señales de vida. Los médicos, incluido un especialista en neonatología, no conseguían que el bebé respirara.
Engstrom y su marido rezaron por un milagro, dirigiéndose a una persona concreta para que intercediera por James, su hijo sin vida. Esperaba que Dios lo resucitara por intercesión de este obispo.
Un año antes de que el Padre Marty Smith, de Jerseyville, Illinois, fuera ordenado sacerdote de la Diócesis de Springfield, tenía serias dudas sobre su ordenación sacerdotal. Mientras seguía rezando para que le respondieran si estaba destinado a continuar hasta la ordenación o a convertirse en padre casado, Dios respondió a su oración de una manera nada menos que milagrosa.
Grant Wilson sufría constantes dolores de espalda porque tenía las piernas de distinta longitud. Los médicos no conseguían aliviarle. Entonces acudió a un servicio de sanación en una iglesia católica de Decatur, Illinois. Lo que ocurrió a continuación también fue milagroso.
Las historias de este trío son algunas de las cinco que se cuentan en el fascinante documental original God Is Alive. La película ha sido creada y producida por la diócesis de Springfield.
Andrew Hansen, director de comunicaciones de la diócesis, no duda de que «los milagros siguen ocurriendo, y están ocurriendo en el centro de Illinois». Él y el padre Michael Trummer, de Peoria, forman el equipo que filmó el documental a lo largo de cinco meses. Entrevistaron a todas las personas; luego, mientras conducían de un lugar a otro, comentaron las respuestas a las oraciones recibidas.
«Si estás lleno de fe, te aferras a la fe o has perdido la esperanza en la fe, te invitamos a ver este documental de una hora que te hará reír y llorar, pero, sobre todo, te inspirará, te moverá a la esperanza y te enamorará de la fe de una forma totalmente nueva», comentó Hansen sobre estas «historias de sucesos milagrosos y de personas que, a pesar de los muros del dolor o de las luchas que les cerraban el paso, encontraron la luz y la alegría de formas inesperadas».
Estas formas pueden significar que el milagro no ocurra a aquel para quien se desea, sino para otra persona, como en el caso de Sara Reichert. Ella quería la curación de su hija Hope, que padecía el síndrome de Aicardi, un trastorno poco frecuente que afecta al cerebro. Hope no podía andar, hablar ni alimentarse por sí misma. Hope no recibió la curación que sus padres esperaban y por la que rezaban, pero, para mamá Sara, hubo un milagro.
Del mismo modo, Betty Parquette se sentía imperdonable después de dos abortos hasta que, siendo aún no católica, tuvo una conversación con un sacerdote que la lanzó por el camino de la conversión y mucho más.
La película cobra vida
Hansen y el padre Trummer completaron un documental que tiene un fuerte toque profesional y atrae fácilmente a los espectadores a las historias y discusiones. En cada uno de los trayectos que recorren para entrevistar a sus protagonistas, hablan de distintos aspectos de la fe que conectan con la visita en cuestión. Y también comparten sus propias historias vocacionales. Después de cada visita, el dúo comenta las historias de fe y milagros que han presenciado. El padre Trummer subraya que, de alguna manera, cada historia toca temas con los que la gente en general lucha, desde situaciones de salud hasta el perdón o el seguimiento de la propia vocación, lo que las hace muy cercanas a todo el mundo.
La película se ve reforzada por la experiencia de Hansen como editor de la revista de la diócesis de Springfield, Catholic Times, como presentador del podcast oficial de la diócesis, Dive Deep, y como antiguo presentador de televisión en las cadenas ABC, NBC y FOX del centro de Illinois, y por la vocación del padre Trummer como pastor de la parroquia de San Bonifacio en Edwardsville y capellán del cercano instituto católico Padre McGivney.
Los objetivos apuntan al corazón y al alma
«El objetivo principal de nuestro documental no es sólo mostrar que Dios está vivo, sino inspirar a la gente en su camino de fe para que acudan a él y al cielo en busca de ayuda, sin importar las circunstancias, y para que siempre tengan esperanza en Dios», dijo Hansen al Register. Dado que muchas personas, incluidos los «nones», buscan en Internet, Hansen compartió una segunda razón importante para hacer esta película.
«Otro objetivo era llegar al incontable número de personas en YouTube que buscan inspiración, propósito, fe y esperanza en sus vidas, y atraerlas de una forma única, cruda y auténtica, y hacerlo en formato largo, en contraposición a los típicos vídeos cortos de unos cinco minutos», explicó.
«Muchas personas, sobre todo jóvenes, acuden a YouTube en busca de contenidos que les interesen. Cada vez más, la gente también busca la autenticidad de las personas que aparecen en esos vídeos. El Padre Trummer y yo no teníamos guión ni equipo de producción, así que realmente somos sólo él y yo los que llevamos a los espectadores en este viaje».
