(UCANews/InfoCatólica) Durante los últimos meses, se han estado dando múltiples ataques violentos en lugares sagrados, «en particular en Jerusalén y en Haifa», por lo que la Comisión Justicia y Paz de la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa han estado exigiendo vehementemente que se detengan «los ataques contra el clero cristiano, las iglesias y los lugares santos».
Según informa la agencia vaticana Fides, varios líderes locales han comunicado con preocupación la situación, asegurando que sufren con frecuencia «escupitajos, abusos verbales, a veces violencia física, actos de vandalismo y pintadas en las paredes son perpetrados en su mayoría por judíos religiosos extremistas».
Sin embargo, les pesa que «como en el pasado, los agentes de la ley y el orden rara vez identifican y detienen a los autores de estos ataques y, aún más raramente, los autores tienen que rendir cuentas de sus actos».
Según indican, uno de los lugares que más se han visto afectados fue el Monasterio de Stella Maris, ubicado en lo alto del Monte Carmelo, el cual han invadido durante semanas «los discípulos judíos religiosos del rabino Eliezer Berland, nacido en Haifa (…), incluso reclamando su propiedad».
Estos repetidos sucesos han generado mucha alerta dentro de los «miembros de la comunidad cristiana», quienes temen que los ataques de estos grupos puedan «iniciar una tendencia de otros grupos más numerosos a hacerse con el control total del lugar, como ya ha ocurrido anteriormente en Nablús y Hebrón».
Además, añaden en su comunicado que «el Estado de Israel declara repetidamente que garantiza a todos sus ciudadanos la libertad de practicar la religión», es «incomprensible que se permita que continúen tales muestras de desprecio».
Los integrantes de la Comisión Justicia y Paz sostienen que no están «solos en este llamamiento» y agradecen «a los muchos que han expresado su horror ante lo que está ocurriendo».
«Apreciamos el trabajo de personas y organizaciones de todas las comunidades y religiones que intentan combatir estas agresivas muestras de desprecio. Muchos dicen que son los actos de una pequeña minoría marginal; nosotros decimos que permanecer en silencio y negarse a actuar alienta a esta minoría», agregaron.
A pesar de todo ello, advierten que, «lamentablemente, la historia nos ha enseñado que lo que hoy parece el comportamiento indignante de una minoría puede convertirse mañana en la práctica aceptada de una mayoría, a menos que se denuncie inmediatamente y se detenga en su origen».