(Ecclesia/InfoCatólica) Así lo ha explicado el Comité Organizador Local que asegura que «es una gran preparación para los peregrinos y la comunidad de acogida con vistas a la posterior vivencia de la Jornada», explica el sitio web oficial del evento. Los participantes en esta propuesta podrán conocer mejor la región que les acoge, así como la Iglesia local y sus características específicas, alojándose, al igual que durante la semana de la Jornada, en casas de familia, en las parroquias o en instalaciones públicas para disfrutar de una verdadera experiencia de Iglesia, evangelización y misión.
Para los peregrinos, «es una invitación a vivir la riqueza de la Iglesia en el país de acogida, así como a promover el encuentro y el intercambio de riquezas culturales y religiosas». En cambio, para los anfitriones, «es una oportunidad de decir SÍ a la misión de acoger una Jornada Mundial de la Juventud y de mostrar las riquezas culturales, gastronómicas y religiosas locales a jóvenes procedentes de todo el mundo».
Se convive con las familias, se conoce el funcionamiento de la Iglesia local y se participa en su misión y evangelización. Es una de las experiencias mejor valoradas por los peregrinos en cada JMJ.