(Aci Prensa/InfoCatólica) En su conferencia sobre el sacerdocio, titulada «Siervas gozosas del Evangelio», impartida el 3 de julio en el Seminario Conciliar de la Ciudad de México, el cardenal aseguró que nadie «tiene el poder de transformar este don divino para adaptarlo y reducir su valor trascendente al campo cultural y ambiental.»
«Ningún concilio, ningún sínodo, ninguna autoridad eclesiástica tiene el poder de inventar un sacerdocio femenino... sin dañar gravemente la fisonomía perenne del sacerdote, su identidad sacramental, dentro de la renovada visión eclesiológica de la Iglesia, misterio, comunión y misión», enfatizó.
Sarah subrayó que «la fe católica profesa que el sacramento del Orden, instituido por Cristo Señor, es uno, es idéntico para la Iglesia universal. Para Jesús, no existe un sacerdocio africano, alemán, amazónico o europeo. El sacerdocio es único, es idéntico para la Iglesia universal».
El sacerdocio «un don»
En su conferencia, el prefecto emérito también reflexionó sobre «ser sacerdote» y subrayó que «el sacerdocio es un misterio grande, grande, un don tan grande que sería un pecado desperdiciarlo».
«Es un don divino que hay que recibir, comprender y vivir, y la Iglesia siempre ha buscado comprender y profundizar en el ser real y propio del sacerdote, como hombre bautizado, llamado a ser un alter Christus, otro Cristo, más aún un ipse Christus, Cristo mismo, para representarle, conformarse a Él, configurarse y mediar en Cristo con la ordenación sacerdotal», explicó.
Para el purpurado guineano, «el sacerdote es un hombre de Dios que está día y noche en la presencia de Dios para glorificarlo, para adorarlo. El sacerdote es un hombre inmolado en sacrificio para prolongar el sacrificio de Cristo por la salvación del mundo».
El cardenal dijo que la «primera tarea» de los sacerdotes «es rezar, porque el sacerdote es un hombre de oración: Comienza su día con el Oficio de Lecturas y termina su día con el Oficio».
«Un sacerdote que no reza está a punto de morir. Una Iglesia que no reza es una Iglesia muerta», advirtió.
Sobre la falta de vocaciones sacerdotales, animó a los fieles a rezar porque «no es que seamos pocos».
«Cristo ordenó 12 para todo el mundo. ¿Cuántos somos sacerdotes hoy? Somos cerca de 400.000 sacerdotes en el mundo. Somos demasiados», dijo, citando la misma observación que hizo el Papa Gregorio Magno en el siglo VII.
«Muchos han aceptado el sacerdocio, pero no están haciendo el trabajo del sacerdote», explicó Sarah.
«Así que, como respuesta, debemos rezar. Pedirle que envíe trabajadores a su mies, rezar. Y mostrar que los sacerdotes somos felices, porque si los jóvenes ven que estamos tristes, no atraeremos a nadie», instó. «Tenemos que ser felices, aunque estemos sufriendo».