(CNA/InfoCatólica) Las nuevas acusaciones de las monjas se presentaron ante un tribunal de distrito del condado de Tarrant, Texas, un día después de que Olson expulsara de la vida religiosa a la priora del monasterio, la reverenda madre Teresa Agnes Gerlach, alegando que había mantenido una relación sexual con un sacerdote anónimo.
En un decreto del jueves, Olson anunció que había encontrado a Gerlach, priora del Monasterio de la Santísima Trinidad de Arlington, «culpable de haber violado el sexto mandamiento del Decálogo y su voto de castidad con un sacerdote ajeno a la Diócesis de Fort Worth».
Los nuevos cargos presentados por el monasterio se suman a una demanda presentada el 3 de mayo en la que se solicita un millón de dólares por daños civiles y se pide al tribunal que bloquee el acceso del obispo y de la diócesis a cualquier registro obtenido mediante la confiscación de los bienes de la reverenda madre.
«El obispo Olson obligó a la Reverenda Madre a entregarle personalmente su ordenador, su iPad y su teléfono móvil», afirma la acusación.
Aunque la propiedad física ha sido devuelta desde entonces, las monjas alegan que la diócesis hizo copias digitales de la información que contenía «correspondencia privada, documentos privados, extensos registros médicos» e información financiera, «incluyendo pero no limitado a listas de donantes.»
«Se trata de propiedad privada de los demandantes, nada de lo cual es relevante o está relacionado con la investigación canónica, que según los demandados ya ha concluido», dice la demanda.
Además, las monjas afirman que Olson y la diócesis difamaron a Gerlach al publicar voluntariamente declaraciones «patentemente falsas y difamatorias» sobre la priora en la página web de la diócesis.
A su vez, la diócesis argumenta que el litigio es un asunto eclesiástico y no debe ser juzgado por un tribunal civil.
La vista civil del caso está fijada para el 23 de junio.
Aunque Olson ha concluido su investigación eclesiástica y la diócesis alega que Gerlach admitió la mala conducta, el abogado del monasterio, Matthew Bobo, niega rotundamente esa afirmación.
Según Bobo, Gerlach, de 43 años, estaba bajo los efectos de analgésicos relacionados con una intervención quirúrgica cuando supuestamente admitió la relación con ese sacerdote y «no ha admitido ninguna falta grave que justifique sus medidas extremas y emocionalmente perjudiciales».
Según el decreto de Olson, Gerlach tiene 30 días para apelar su expulsión de la vida religiosa ante el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano.
Bobo ha declarado que Gerlach tiene intención de recurrir la decisión.