Mons. Matthew Kwasi Gyamfi, obispo de Sunyani, hizo la advertencia durante una sesión de diálogo regional sobre la evolución de los conflictos en la región de Bono, en Sunyani.
El Secretariado Católico Nacional ha organizado la reunión, a la que han asistido líderes tradicionales, representantes de organismos religiosos, servicios de seguridad, grupos juveniles, políticos, asociaciones empresariales y estudiantes de secundaria.
Mons. Gyamfi ha declarado que la seguridad y la protección de la nación deben ser preocupación de todos, y ha hecho un llamamiento a compartir el compromiso de conseguir un país más seguro y armonioso.
«Todos debemos poner de nuestra parte para contribuir a promover la paz, la estabilidad y la cohesión social», ha remarcado.
Ghana está considerado uno de los países más estables de África Occidental, pero la presencia de conflictos latentes, como el de la región de Bawku, en el norte, en la frontera con Burkina Faso, podría ofrecer un terreno fértil para la infiltración de grupos yihadistas en los estados vecinos. Los yihadistas de Burkina Faso podrían ofrecer apoyo -combatientes, armas o adiestramiento- a ambos bandos como forma de conseguir aliados locales para una futura insurrección contra el gobierno de Accra. En la última década se ha visto cómo los grupos yihadistas han conseguido extenderse por Malí, Burkina Faso y Níger precisamente aprovechando los conflictos locales.
En los últimos años, los yihadistas se han desplazado hacia Ghana, atacando a las fuerzas de seguridad a sólo 40 millas de Bawku, a través de las fronteras de Burkina Faso y Togo.
Por ello, la Conferencia Episcopal junto con otras entidades de la Iglesia católica en Ghana, apoyan iniciativas para resolver los conflictos locales.
En el caso de la región de Bono, la ministra regional Justina Owusu-Banahene ha afirmado que es una de las tres regiones más pacíficas del país y ha elogiado a los servicios de seguridad por ayudar a mantener la paz y la estabilidad en la zona.
No obstante, la ministra regional ha señalado que problemas de seguridad como los conflictos perennes entre las tribus, las disputas por la tierra y los litigios, la minería ilegal, la elevada tasa de desempleo y las actividades de los pastores nómadas fulani amenazan la paz y la estabilidad de la región.