(Asia news/InfoCatólica) Esta antigua lengua se usa desde hace cerca de tres mil años y en los últimos tiempos también se practica en los hogares y las familias -en algunas regiones incluso en escuelas e iglesias, para las celebraciones religiosas-, pero hoy corre el riesgo de desaparecer, como ocurrió con más de la mitad de la población de la zona. Una de las iniciativas para valorizarla y promover su uso es la inauguración de un nuevo canal de televisión dedicado precisamente a «la lengua que está muriendo».
Mariam Albert, periodista del canal en idioma siríaco Al-Syriania, confirma: «Es cierto que hablamos siríaco en casa, pero por desgracia me doy cuenta de que nuestro idioma está desapareciendo en forma lenta e inexorable». El gobierno de Bagdad inauguró el canal en abril para ayudar a mantener viva la lengua. Tiene 40 dependientes y ofrece una variedad de programas que van desde cine hasta el arte y la historia. «Es importante -continúa la joven reportera de 35 años- tener un canal de televisión que nos represente».
En muchos programas se utiliza una forma dialectal del siríaco, pero para los noticieros se prefiere la forma clásica, aunque tiene el inconveniente de que no todos la entienden. El objetivo declarado de Al-Syriania, explica el director del canal, Jack Anwia, es «preservar la lengua siríaca» a través de lo que se define como «entretenimiento», sin olvidar la información y los acontecimientos más significativos para la comunidad. «En una época -sigue diciendo el ejecutivo- el siríaco era una lengua muy extendida en todo Oriente Medio» y todos, incluyendo el Gobierno, «tienen el deber de evitar su extinción». «La belleza de Irak -afirma- consiste también en su gran diversidad cultural y religiosa».
Irak fue conocida como la cuna de la civilización, la tierra de los antiguos sumerios y babilonios que redactaron el primer código legal escrito del mundo. Aquí también se encuentra la ciudad de Ur, que según la Biblia es el lugar de nacimiento de Abraham, el padre de las tres grandes religiones monoteístas. Hoy en día es mayoritariamente musulmán (chiíta), pero hay comunidades sunitas, kurdas, cristianas y yazidíes. Los idiomas oficiales son el árabe y el kurdo; antes de la invasión estadounidense en 2003 había cerca de 1,5 millones de cristianos, después cayeron por debajo de los 400 mil con el avance de los grupos yihadistas como el ISIS.
El patrimonio cultural, lingüístico y arqueológico de Irak también preocupa a la Iglesia local. Cuando el actual patriarca de Bagdad de los caldeos, el cardenal Louis Raphael Sako, era arzobispo de Kirkuk, ya había subrayado la importancia de una política de redescubrimiento, preservación y valorización. El cardenal afirmaba que era un bien «universal» y debía cuidarse, como la arqueología, que por sí sola es «más valiosa que el petróleo». Es una tarea que corresponde a todos los ciudadanos y en 2016 se llevó a cabo la «Conferencia Internacional para la salvaguardia del patrimonio cultural en zonas de teatro de conflictos» en Dubái (Emiratos), que reunió a jefes de Estado y de Gobierno, académicos, líderes religiosos musulmanes y cristianos, activistas y expertos en historia, arqueología y cultura.
A lo largo de los años, el idioma siríaco ha quedado cada vez más «marginado», como confirma Kawthar Askar, jefe del departamento de idioma siríaco de la Salahaddin University de Erbil, en el Kurdistán iraquí. «No podemos decir -añade- que es una lengua muerta... [pero] está en peligro de desaparecer debido a la emigración». El departamento tiene cerca de 40 estudiantes y otros asisten al curso en la Universidad de Bagdad. En total, se enseña en unas 265 escuelas de todo el país, según cifras proporcionadas por Imad Salem Jajjo, responsable de la enseñanza del siríaco en el Ministerio de Educación.
El último golpe contra este patrimonio se produjo durante el califato islámico, en 2014, y solo gracias a la buena voluntad de algunas personas, entre ellas varios musulmanes, se logró salvar una parte de las antigüedades. Un papel destacado tuvo el actual arzobispo de Mosul, monseñor Najib Mikhael Moussa, quien llevó consigo numerosos manuscritos cuando abandonó la ciudad. En este momento hay cerca de 1700 manuscritos y otros 1400 libros, algunos del siglo XI, que se conservan en el centro digital de Erbil, apoyado por la UNESCO y a cargo de los Padres Dominicos. La conservación «preserva el patrimonio y garantiza su sostenibilidad», explica el prelado. El siríaco «es nuestra historia y es nuestra lengua madre», añade Salah Bakos, un maestro de Qaraqosh, en la llanura de Nínive. «Enseñar siríaco - concluye - es importante, no solo para los niños sino para todos los segmentos de nuestra sociedad [...] aunque los padres digan que es una lengua muerta que no sirve para nada».