(VaticanNews/InfoCatólica) Dirigiéndose este sábado a las Obras Misionales Pontificias (OMP), el Papa Francisco les animó a seguir llevando a todos la misericordia y la compasión que brotan del Corazón de Jesús, recordando que «la comunidad cristiana es misionera por su propia naturaleza».
«De hecho, -dijo- todo cristiano ha recibido el don del Espíritu Santo y es enviado a continuar la obra de Jesús, anunciando a todos la alegría del Evangelio y llevando su consuelo a las diversas situaciones de nuestra historia, a menudo herida».
Toda misión apostólica nace del Corazón de Cristo
El Papa les invitó primero a reflexionar sobre el carisma y la misión de las Obras Misionales contemplando el Corazón misericordioso y compasivo de Jesús, que inspiró a la beata Paulina María Jaricot, fundadora de la Sociedad de Propagación de la Fe.
Al hacerlo, dijo, «descubrimos la grandeza del plan de Dios para la humanidad» y «la medida infinita de su amor». Jesús nos muestra este amor «en su compasión por los que están heridos, en su preocupación ante el sufrimiento, en la misericordia con la que unge a los pecadores, en su sacrificio por los pecados del mundo».
El «corazón» de la misión evangélica de la Iglesia es, por tanto, «llegar a todos mediante el don del amor infinito de Dios, buscar a todos, acoger a todos, ofrecer nuestra vida por todos, sin excluir a nadie».
«Toda misión nuestra nace, pues, del Corazón de Cristo para atraer a todos hacia sí». Este era el espíritu místico y misionero de la Beata Paulina María Jaricot, fundadora de la Sociedad de la Propagación de la Fe, muy devota del Sagrado Corazón de Jesús.
Fomentar el espíritu misionero en todo el Pueblo de Dios
Ante esta premisa, el Papa Francisco reiteró que la vocación de las Obras Misionales Pontificias es ser «instrumentos para promover la responsabilidad por las misiones por parte de todos los bautizados», tal y como expresó en su Constitución Apostólica «Praedicate Evangelium» de reforma de la Curia Romana.
Recordó que no son «una mera agencia para la distribución de fondos para los necesitados de ayuda», sino una realidad llamada a sostener la «misión de evangelización en la Iglesia fomentando el espíritu misionero en el pueblo de Dios».
Por ello, el Papa instó a las OMP a intensificar, «con la audacia y la creatividad del Espíritu Santo», sus esfuerzos misioneros no sólo en los países de reciente evangelización, sino también en aquellos de antigua tradición cristiana «marcados por una grave crisis de fe».
La misión no es cuestión de dinero, sino de espiritualidad
Aunque necesiten recursos económicos, el dinero no debe convertirse en el eje de su labor misionera: «Si se convierte en un negocio, la corrupción se apodera de todo», advirtió.
Mirando hacia el futuro, el Papa Francisco expresó el sueño de «una cooperación misionera cada vez más estrecha y coordinada entre todos los miembros de la Iglesia», tal y como pedía hace un siglo el padre Paolo Manna, fundador de la Pontificia Unión Misional del Clero.
Alcanzar este objetivo, dijo el Papa, requiere «una aptitud particular para cultivar la comunión y la fraternidad», y también «se realiza a través de las estructuras establecidas en todas las Conferencias Episcopales y Diócesis para el bien de todo el pueblo de Dios».
Para concluir, el Papa Francisco agradeció a los miembros de las Obras Misionales Pontificias su generoso servicio, que «a menudo se realiza entre bastidores y en medio de muchas dificultades».
«Os deseo que ardáis siempre de celo apostólico y que estéis animados por la pasión por la evangelización».