(Aica/InfoCatólica) Durante la audiencia, el Santo Padre subrayó que «es imprescindible enfocar la labor desde una cultura del encuentro. Los valores de esa cultura son los que inspiran al mundo empresarial para poder defenderse de las sombras del mal, que nos invaden cuando el beneficio a toda costa tergiversa nuestras relaciones, hasta el punto de degradar o esclavizar a las personas».
En su discurso, el pontífice propuso a los empresarios «que sean como los primeros seguidores de Jesús, «constructores de redes». De eso trabajaban, para poder pescar. Ellos, para ejercer su oficio de pescadores, necesitaban tejer redes, y redes fuertes y eficaces. Así también ustedes, para poder enfrentarse al mar del mundo y a las tempestades que se presentan, alcanzando la finalidad que se persigue, tienen que estar unidos, creando redes, ayudándose unos a otros».
«El servicio que realizan no es abstracto, sino a cada persona y a cada pueblo, y por eso es necesario actuar juntos, sin pasar por encima de nadie y sin dejar a nadie atrás. Un desafío bastante complejo», afirmó Francisco, y destacó que la decisión de venir a la Ciudad Eterna para realizar este encuentro es «significativo»: «Aquí está la tumba del apóstol Pedro y las huellas de numerosos discípulos del Señor de todos los tiempos que, con su testimonio cotidiano y movidos por la fe, fueron capaces -con la gracia de Dios- de transformar el ambiente en el que vivían a la luz del Evangelio. Que esos ejemplos los ayuden también a ustedes a renovarse interiormente para seguir adelante».
«Entonces, podemos decir que tenemos una valiosa herramienta, las redes, y una brújula, que es el Evangelio. Ahora toca dialogar sobre el mejor modo de ponerlos en práctica. Podríamos agregar que también tenemos un ancla: la esperanza. Y ya podemos salir a navegar, con la confianza de que es Dios quien nos guía y acompaña en el camino», concluyó el pontífice.