(Asia news/Infocatólica) En la India no acaba la batalla personal que el presidente de la Comisión nacional para los derechos de los niños (NCPCR) Priyank Kanoongo emprende desde hace meses contra los centros educativos católicos de Madhya Pradesh, el Estado indio del que procede este miembro del BJP, el partido nacionalista hindú del primer ministro Narendra Modi. La última institución en acabar en la mira en estas horas es el Asha Kiran Children's Care Institute, un albergue de la Congregación de la Madre del Carmelo, un instituto de monjas siro-malabares, en la ciudad de Katni, situada en la diócesis de Jabalpur, la misma donde hace unas semanas el mismísimo obispo, monseñor Gerald Almeida, había sido el blanco de una amenaza de arresto.
Siempre la misma estrategia
El patrón es siempre el mismo: Kanoongo decreta una inspección sorpresa en un centro juvenil de inspiración cristiana. E, invariablemente, tras los interrogatorios y registros, exhibe «pruebas» de fraude y conversiones forzosas contra los niños. Acusaciones que a menudo se desinflan cuando llegan a los tribunales, pero sólo después de haber aumentado el sentimiento de amenaza frente a los hindúes y la hostilidad hacia los cristianos en un estado dirigido por el BJP donde en noviembre están previstas elecciones locales.
En Katni fue personalmente Kanoongo quien dirigió la operación y dio todas las novedades en directo en sus perfiles sociales, dando gritos sobre la conversión forzosa de chicos hindúes a los que -según él- se los obligaría a participar en oraciones cristianas. Por este motivo presentó una denuncia ante la autoridad policial en virtud de la draconiana ley anticonversión que está vigente en Madhya Pradesh.
Las religiosas rechazaron las acusaciones en una nota, explicando que los cinco chicos en cuestión son en realidad los mismos que llevan tiempo creando problemas disciplinarios y que sólo para no devolverlos al difícil entorno del que procedían no fueron expulsados del albergue. En la práctica, Kanoongo, en lugar de hacerse cargo de una situación delicada, utiliza a los chicos con fines políticos.
Las hermanas relataron también la historia del albergue: se abrió en Katni en 2005 a petición de los ferrocarriles indios, en un edificio que era propiedad de la organización, para atender las necesidades de las familias necesitadas que en la India a menudo viven cerca de las vías. Más tarde, para ofrecerles mejores instalaciones a los niños, se trasladó a una sede que la diócesis de Jabalpur construyó ad hoc con sus propios recursos. La Congregación de la Madre del Carmelo también señaló que lleva 80 años dirigiendo albergues para niños, y que la cooperación con la administración del distrito, el departamento de protección de la infancia, la policía y otros organismos de la zona siempre ha sido buena: «Nos han dado oportunas correcciones e indicaciones que fueron de gran ayuda», escribieron las hermanas.
Por último, revelaron otra profunda contradicción en todo el asunto:
«Recogieron a los niños a las 6 de la tarde y los devolvieron a las 9. El personal recibió instrucciones de no hablar ni tomar ninguna medida contra ellos porque, si se quejaban, la dirección y el personal serían enviados a prisión. Si este es el caso, ¿por qué enviaron a los niños de vuelta a nuestro centro? Si nuestra institución es de la naturaleza que denuncia el presidente, deberían haberlos trasladado inmediatamente. En lugar de eso, los volvieron a traer aquí».