(Vatican.news/InfoCatólica) «¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?», se pregunta con horror el Papa Francisco al comienzo de este Video del Papa. La nueva intención de oración del Santo Padre, que se confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa, trata este mes de junio sobre un reclamo a la abolición de la tortura, en todas sus formas y en todo el mundo.
Historia de ayer, historia de hoy
«La tortura no es una historia de ayer», explica Francisco en el video. «Desgraciadamente, es parte de nuestra historia de hoy». Y lo subraya en las palabras que acompañan a su intención de oración: además de «formas muy violentas de tortura», existen en el mundo actual «otras más sofisticadas, como el trato degradante, la anulación de los sentidos o las detenciones masivas en condiciones que no son humanas, que quitan la dignidad de la persona».
El momento de la denuncia, y de la propia intención de la oración, no es casual: el próximo 26 de junio se conmemorará el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, debido a la fecha de 1987 cuando entró en vigencia la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (convención ratificada por 162 países) que se aprobó en 1984.
Ecce homo (He aquí el hombre)
Imágenes de presos en condiciones inhumanas –amarrados a una silla, encapuchados, con las manos atadas– abren el Video del Papa de este mes, que reconstruye lugares y prácticas de tortura vigentes en diversas partes del mundo. Cubos de agua con trapos, cuerdas, baterías eléctricas, alicates, martillos, machetes… Este inquietante inventario de una hipotética sala de tortura acompaña las palabras de Francisco, y subraya que quien intenta reducir al hombre a una «cosa» pierde, ante todo, su humanidad. Es lo que les ocurrió también a los torturadores de Jesús, cuando lo flagelaron, le pegaron y se burlaron de él. Jesús experimentó la tortura durante su Pasión y murió llevando sus señales: las heridas de las espinas y los látigos, los moretones por los golpes, las muñecas hinchadas por las cuerdas. Los detalles del Ecce homo del santuario homónimo de Mesoraca, en la provincia de Crotone (Italia), impresionantes por su realismo, dan cuenta de ello en el video.
Una práctica prohibida que sigue vigente en la sombra del derecho internacional
La tortura es una práctica que data desde la antigüedad. En los siglos XVIII y XIX, los países occidentales abolieron el uso oficial de la tortura en el sistema judicial y hoy su uso está totalmente prohibido por el derecho internacional. Sin embargo, es una realidad que sigue teniendo lugar en muchos países. El Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura ha ayudado cada año, desde 1981, a una media de 50.000 víctimas de la tortura en países de todas las regiones del mundo. Esto suele ocurrir, naturalmente, en zonas de conflicto, como la agresión rusa contra Ucrania, donde ha habido informes sobre actos de tortura perpetrados por soldados rusos contra militares y civiles ucranianos. Pero también, y en parte tras la aparición de las nuevas tecnologías, ha aumentado el uso de prácticas de tortura no cruentas, como las psicológicas. El agravante, además, es que existe una brecha persistente en la rendición de cuentas por tortura y malos tratos en todo el mundo, causada en parte por la negación sistémica, la obstrucción y la evasión deliberada de la responsabilidad por parte de las autoridades públicas; este escenario dificulta contabilizar y llevar un registro de las víctimas.
El llamamiento de Francisco
He aquí, pues, el llamamiento del Papa a toda la comunidad internacional, «para que se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y a sus familias». Ya en un discurso del 2014, Francisco había señalado que «estos abusos se podrán detener únicamente con el firme compromiso de la comunidad internacional en reconocer [...] la dignidad de la persona humana sobre todas las cosas».
Jesucristo, torturado y crucificado
El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó acerca de esta intención: «Cualesquiera que sean las razones, no se puede legitimar la tortura. Francisco lo dijo muchas veces con claridad, por ejemplo: ‘¡Torturar a las personas es un pecado mortal! Que las comunidades cristianas se comprometan a sostener a las víctimas de la tortura’ (Tweet del 26 de junio 2018). Jesucristo, el rostro de Dios para los cristianos, se ha hecho cercano a todos los torturados a lo largo de la historia en su Pasión. Por eso, como nos dice Francisco en Fratelli Tutti: ‘Cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad’ (FT 227). Este mes de oración y acción por la abolición de toda forma de tortura, sea de los detenidos, prisioneros o secuestrados, es también un llamado a garantizar ‘el apoyo a las víctimas y sus familias’».