(Fides/InfoCatólica) Según el canciller de la diócesis de Okigwe, el padre Iwuanyanwu, el sacerdote fue secuestrado mientras visitaba la recién construida capilla para la adoración eucarística en el pueblo de Ogii, en Okigwe.
El 15 de abril de este año se produjo el secuestro de otro sacerdote perteneciente al clero de la diócesis de Okigwe. Se trata del padre Michael Ifeanyi Asomugha, párroco de la iglesia de San Pablo de Osu, que fue secuestrado en la carretera Oriagu-Obowo, en el estado de Imo, cuando regresaba de una ordenación diaconal. Los secuestradores colocaron una enorme roca en la carretera para bloquear el coche en el que viajaba el sacerdote. Cuando bajó del coche para retirar la gran piedra, fue atacado por los bandidos. El hermano sacerdote que iba en el asiento del conductor consiguió escapar y dio la voz de alarma. El padre Asomugha fue liberado más tarde, al cabo de unos días, gracias al interés de su familia. El secuestro a lo largo de las carreteras es una de las tácticas más comunes utilizadas por los secuestradores en Nigeria.
Según los datos comunicados a la Agencia Fides por la Iglesia en Nigeria, entre 2021 y 2022, cinco sacerdotes fueron secuestrados en la diócesis de Okigwe.
El caso del padre Fidelis Ekemgba, párroco de la iglesia de San Pedro en Umunohu Amakaohia, en el área de gobierno local de Ihitte/Uboma, que fue secuestrado el 12 de septiembre de 2021 y posteriormente liberado, causó un gran revuelo porque, según la policía nigeriana, fue secuestrado por una banda dirigida por Izuchukwu Anoloba, pastor de la Apostolic Church of Christ de Lagos. Tras su detención declaró estar «arrepentido de mis actos, porque ahora soy una desgracia para el cuerpo de Cristo y para mi familia».
Además de los sacerdotes, las religiosas también son víctimas de secuestros, como el de cuatro religiosas de la congregación diocesana Hermanas de Jesús Salvador que fueron secuestradas cuando se dirigían a misa el 21 de agosto de 2022. Las religiosas, Johannes Nwodo, Christabel Echemazu, Liberata Mbamalu y Benita Agu fueron liberadas más tarde.
La plaga de los secuestros con fines de extorsión está muy extendida en gran parte de Nigeria. En cuanto al Estado de Imo, donde se encuentra la diócesis de Okigwe, el eje de carreteras Enugu-Port Harcourt, a lo largo del tramo entre Enugu y Okigwe, es una de las zonas donde se producen secuestros de automovilistas con cierta frecuencia.
En cuanto a los secuestradores, además de los bandidos locales, en el estado de Imo también se acusa a bandas de pastores fulani, que, sin embargo, no son nativos del estado, sino que parecen moverse libremente, evitando los controles de las autoridades. Esto plantea dudas sobre si pueden gozar de una complicidad local.