(RV/InfoCatólica) De este modo, ha señalado Benedicto XVI, el templo de todas las divinidades paganas se transformaba en la memoria de aquellos que, como dice el libro del Apocalipsis, “son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero” (Ap 7,14).
Tras la celebración de hoy de Todos los Santos, mañana lunes 2 de noviembre, conmemoraremos a los difuntos. Benedicto XVI ha invitado durante su alocución previa al Ángelus, a vivir esta fiesta “según el auténtico espíritu cristiano, es decir, en la luz que proviene del Misterio pascual”. Porque Cristo ha muerto y resucitado, y nos ha abierto el camino a la casa del Padre, el Reino de la vida y de la paz.
“Por lo que mientras visitamos los cementerios –ha dicho- recordemos que allí, en las tumbas, reposan los restos mortales de nuestros seres queridos a la espera de la resurrección final. Mientras que sus almas –como dice la Escritura- ya están en las manos de Dios. Por lo tanto, el modo más justo y eficaz de honrarlos es rezar por ellos, ofreciendo actos de fe, de esperanza y de caridad”.
Por este motivo el Papa ha solicitado que, en unión al Sacrificio eucarístico, “podamos interceder por su salvación eterna, y experimentar la comunión más profunda, a la espera de encontrarnos juntos, y disfrutar para siempre del Amor que nos ha creado y redimido”.
“No estamos nunca solos”, ha exclamado el Papa, evidenciando que formamos parte de una “compañía” espiritual en la que reina una profunda solidaridad: “el bien de cada uno va en ventaja de todos y, a la inversa, la felicidad común se irradia individualmente. Es un misterio que, de algún modo, podemos ya experimentar en la familia, y en la amistad, especialmente en la comunidad espiritual de la Iglesia”.
Tras un mensaje de unidad con motivo del décimo aniversario de la declaración conjunta católico-luterana sobre la justificación, el Papa ha saludado en varios idiomas a todos los fieles presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano, dirigiéndose en particular a los participantes en la segunda edición de la “Carrera de los Santos” organizada hoy por la congregación salesiana por las calles de Roma.
Este fue el saludo que Benedicto XVI ha dirigido a los peregrinos de lengua española: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. En la solemnidad de Todos los Santos, os invito a contemplar a los mejores hijos de la Iglesia, que nos estimulan con su ejemplo y ayudan con su intercesión a vivir para alabanza de la Trinidad, rechazando lo que es indigno de nuestra condición de cristianos y tendiendo con humildad a la perfección del amor. Sin complejos ni mediocridades, seguid con alegría las huellas de Cristo, haciéndoos conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. ¡No tengáis miedo a ser santos! Es el mejor servicio que podéis prestar a vuestros hermanos. Muchas gracias”.