(Asia News/InfoCatólica) Los cristianos «dieron una señal de fuerza» al salir a las calles «por primera vez» en su historia reciente «para manifestarse: más de mil personas entre hombres y mujeres, laicos y sacerdotes, con banderas, ramas de olivo, cantos».
Ante la nueva amenaza que afecta personalmente al card. Louis Raphael Sako, Patriarca de Bagdad de los Caldeos, el cardenal envía mensajes de optimismo y entusiasmo renovado -incluso frente a las dificultades- que también tienen su origen en la visita del Papa Francisco de hace dos años. «El pontífice -dijo- le ha dado voz a nuestra comunidad, que ahora camina con la cabeza alta y, a pesar de ser una minoría, muestra toda su vitalidad y la voluntad de afirmar sus derechos».
El líder de la Iglesia caldea, e iraquí, se refería al reciente ataque lanzado contra su persona y contra la cúpula eclesiástica del país por parte del jefe del Movimiento Babilonia, Rayan al-Kaldani. El autodenominado líder cristiano, respaldado por movimientos chiítas vinculados a potencias extranjeras, quiere formar un enclave en la llanura de Nínive aprovechando su posición de fuerza y contando con cuatro diputados (ndr:de los cinco reservados por cuota a la minoría, aunque su elección no la ejercen exclusivamente los cristianos) y un ministerio controlados por él. «Sólo hay una familia implicada», explicó el cardenal a AsiaNews, «la de Rayan, con sus tres hermanos y sus dos yernos, que quiere apoderarse de todo».
La manifestación popular en apoyo al card. Sako y a la Iglesia caldea que sucedió hace unos días vivió un momento de tensión cuando elementos vinculados al movimiento desafiaron al cardenal. Hubo una respuesta inmediata de los presentes en la plaza Tahrir de Bagdad, que respondieron con eslóganes y cánticos de solidaridad, haciendo «oír su voz», como subrayó el propio Patriarca. «Tenemos una gran fuerza espiritual, moral y patriótica que ellos no tienen. Al contrario, ellos cuentan con dinero y armas. En cambio, la gente se solidariza con nosotros, no sólo los cristianos, sino también los propios musulmanes que condenan estos ataques y mentiras», destacó.
El testimonio de solidaridad llegó «de 11 embajadores de la Unión Europea, de Estados Unidos, de personalidades cristianas, entre ellas el obispo sirio católico de Mosul y una carta de los obispos ortodoxos». Todo ello, añadió, «es una fuente de coraje y de voluntad de resistir». «Nos encontramos luchando contra una milicia», afirmó, «que se presenta como un Estado con dinero, soldados y armas. Y éste ha sido, durante los últimos 20 años, el punto débil de Iraq», que carece de un gobierno con autoridad y de instituciones sólidas que garanticen el respeto de la ley y el orden. «Alguien ha pensado incluso en un conflicto interno entre cristianos», comentó amargamente el cardenal, «pero no es así».
El enfrentamiento viene de atrás
En las últimas semanas, ha vuelto a estallar el enfrentamiento entre la cúpula de la Iglesia caldea y el movimiento encabezado por Rayan «el Caldeo», quien ya protagonizó episodios polémicos en el pasado, además de ser el líder (armado) del componente cristiano. La facción de las «Brigadas Babilonia» nació en la época de la lucha contra el Estado Islámico (EI, antiguo Isis) en el norte de Irak, en la década pasada, y con el tiempo ha alcanzado éxito económico y político. «Quiere una región autónoma con él a la cabeza», explicó. «La llamada movilización popular es en realidad una milicia chiíta y ahora está en una posición fuerte con cuatro diputados y el ministerio [de Inmigración]».
Del dinero y las armas, continuó el cardenal, «pasó ahora a las mentiras, acusándome de vender propiedades de la Iglesia y de transferir millones de dólares a una cuenta bancaria en Canadá. Un absurdo, pero la gente sencilla puede caer en el engaño, y por eso yo mismo he promovido una campaña y me he comprometido personalmente a afirmar la verdad de los hechos». La suya es una mentalidad inculta y entregada a la conquista, que le ha permitido «dominar Nínive» desde Qaraqosh hasta Alqosh en la actualidad, y es una postura peligrosa porque corre el riesgo de desencadenar tensiones y conflictos con la zona kurda. En las últimas semanas también acusó al cardenal de «interferir en política y dañar la reputación de la Iglesia en Irak», así como de haber «simpatizado con Israel y haber visitado ya el país».
El cardenal Sako reserva una última réplica para el Ejecutivo, el jefe del Gobierno y toda la «debilidad» que muestran en este asunto, contra el que el componente cristiano no descarta el boicot de las próximas elecciones. «No veo una reacción fuerte» por parte de las instituciones, pero «no espero nada en este sentido. Somos nosotros los que continuamos esta batalla», y éste es el lado positivo: una batalla que acaba infundiendo «una mayor conciencia y un coraje» que representa un «elemento novedoso» para los cristianos de Irak.
