(Catholic Herald/InfoCatólica) El mensaje del Papa fue enviado a los participantes en el congreso internacional WOOMB «La 'Revolución Billings' 70 años después: Del conocimiento de la fertilidad a la medicina personalizada», que tuvo lugar en la Universidad Católica del Sacro Cuore en Roma a finales de abril.
La Organización Mundial sobre el método Billings de ovulación organizó el congreso con ocasión de cumplirse 70 años desde que comenzó el Método de la Ovulación Billings®, desarrollado en 1953 a partir de los estudios clínicos de los doctores John y Evelyn Billings de Australia, cuando el P. Maurice Catarinich, consejero de orientación matrimonial de Melbourne, pidió al Dr. John ayuda para matrimonios que tenían una razón seria para evitar un embarazo respetando la doctrina moral católica.
Francisco recordó que el uso generalizado de la anticoncepción ha empobrecido a muchas sociedades y que algunos países corren ahora peligro de colapso demográfico.
«Es necesario tener siempre presente la inseparable conexión entre los significados unitivo y procreativo del acto conyugal», dijo.
El Papa escribió:
«Cuando estos dos significados se afirman conscientemente, la generosidad del amor nace y se fortalece en el corazón de los esposos, disponiéndolos a acoger una nueva vida.
Si falta esto, la experiencia de la sexualidad se empobrece, se reduce a sensaciones que pronto se vuelven autorreferenciales, y se pierden sus dimensiones de humanidad y responsabilidad».
Citando el Catecismo de la Iglesia Católica, el Papa dijo que «se debe fomentar el uso de métodos basados en los ritmos naturales de la fertilidad, subrayando el hecho de que »respetan el cuerpo de los esposos, favorecen la ternura entre ellos y favorecen la educación de una auténtica libertad».
«Tras la llamada revolución sexual y la ruptura de los tabúes, necesitamos una nueva revolución en nuestra manera de pensar», indicó
El Papa aseguró que «necesitamos descubrir la belleza de la sexualidad humana volviendo de nuevo al gran libro de la naturaleza, aprendiendo a respetar el valor del cuerpo y la generación de la vida, con vistas a auténticas experiencias de amor conyugal»
«En un mundo dominado por una visión relativista y trivializada de la sexualidad humana, parece cada vez más necesaria una educación seria en este ámbito», aseveró el Papa Francisco. Una educación «que requiere un enfoque antropológico y ético en el que se exploren las cuestiones doctrinales sin simplificaciones indebidas ni conclusiones inflexibles».
El Papa también señaló los beneficios del método Billings y otros para utilizar los descubrimientos científicos modernos para ayudar a las parejas que luchan por concebir.
Una mayor comprensión de los procesos procreativos, dijo, «podría ayudar a muchas parejas a tomar decisiones informadas y éticamente sólidas, más respetuosas con la persona y su dignidad».
Fecundación artificial y maternidad subrogada
«Hoy en día, la separación ideológica y práctica de la relación sexual de su potencial generativo ha dado lugar a la búsqueda de formas alternativas de tener un hijo, ya no a través de las relaciones conyugales, sino mediante el uso de procesos artificiales», dijo.
«Sin embargo, aunque es apropiado ayudar y apoyar el legítimo deseo de concebir con los conocimientos científicos más avanzados y las tecnologías que pueden mejorar la fertilidad, es un error crear embriones de probeta para luego suprimirlos, comerciar con gametos y recurrir a la práctica de la maternidad subrogada».
«En la raíz de la actual crisis demográfica se encuentra, junto a diversos factores sociales y culturales, un desequilibrio en la visión de la sexualidad».
El Papa Francisco también habló sobre la importancia de una auténtica educación sexual y «la conexión entre la sexualidad y la vocación fundamental de cada persona, el don de sí mismo, que encuentra una realización particular en el amor conyugal y familiar»
Dijo: «Esta verdad, si bien está presente en el corazón de cada ser humano, requiere educación para alcanzar su plena expresión».
En continuidad con el Magisterio de los Papas anteriores
Las declaraciones del Papa Francisco decepcionarán inevitablemente a quienes esperaban que se uniera de algún modo a quienes rechazan y querrían revertir o modificar la enseñanza del Papa Pablo VI, cuya encíclica «Humanae Vitae», que confirmó la doctrina moral de la Iglesia sobre este aspecto del matrimonio y el magisterio de los Papas Pío XI y Pío XII, conmocionó a muchos católicos al aclarar la doctrina de la Iglesia contra la anticoncepción.
El Santo Padre explicó en su discurso que la petición del S. Pablo VI para que los científicos descubrieran nuevas y eficaces formas de regulación de la fertilidad que respetaran la enseñanza moral católica ya se había cumplido plenamente.
Francisco dijo: «En la segunda mitad del siglo pasado, mientras se extendía la investigación farmacológica para el control de la fertilidad y aumentaba la cultura anticonceptiva, John y Evelyn Billings llevaron a cabo una cuidadosa investigación científica y desarrollaron un método sencillo, accesible a las mujeres y a las parejas, para el conocimiento natural de la fertilidad, ofreciéndoles un valioso instrumento para la gestión responsable de las opciones procreativas».
«En aquellos años, su método podría haber parecido anticuado y menos fiable en comparación con la pretendida inmediatez y seguridad de las intervenciones farmacológicas. Sin embargo, de hecho, su método ha seguido resultando oportuno y estimulante».
Dijo que la eficacia probada de la PFN ha estimulado «una seria reflexión» sobre «la necesidad de educar en el valor del cuerpo humano, una visión integrada e integral de la sexualidad humana, la capacidad de apreciar la fecundidad del amor incluso cuando no es fértil, la construcción de una cultura que acoja la vida y las formas de afrontar el problema del colapso demográfico».
Solo por motivos serios
Cabe recordar que, según la encílica Humanae Vite, el uso de métodos de planificación natural no puede darse sin motivo alguno:
«... si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inmanentes a las funciones generadoras para usar del matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los principios morales que acabamos de recordar» (Humanae Vitae 16)