(KathPress/InfoCatólica) El demonio llora cuando se le recuerda cómo lo derrotó María, afirma Angela Musolesi, religiosa de la Orden Franciscana, en una entrevista concedida a la edición en lengua inglesa de Aleteia. Fue colaboradora del conocido exorcista P. Gabriele Amorth (1925 - 2016) durante 28 años. Es fundadora de la comunidad «Hijos de la Luz».
En una entrevista concedida a Aleteia, habló de su experiencia de liberación de las influencias demoníacas. Señala que representa lo que aprendió del padre Amorth. No todo el mundo comparte estos puntos de vista, dijo Musolesi.
«El demonio tiene miedo de las personas que tienen una fe firme», respondió cuando se le preguntó si deberíamos tener miedo del demonio. Sólo dos días antes de la entrevista, había estado rezando con un sacerdote por cierta persona cuando el diablo apareció y amenazó con matarla. «No puede hacerme nada porque estoy protegida por la Inmaculada», respondió Musolesi. Señaló una estatua de la Virgen María y repitió la frase tres veces. Entonces el diablo se echó a llorar.
El diablo sabía la verdad. Sabía que había perdido y que María le había vencido. Ella, la más humilde, había vencido al más orgulloso. Sabe que no puede hacer daño a los que están protegidos por María. Por eso no debemos tenerle miedo, subrayó Musolesi.
Los principios del demonio incluyen, en primer lugar, la convicción de que él es el más grande y, en segundo lugar, que las mujeres no valen nada. En esta lógica, sería una locura para él admitir que ha sido derrotado por una mujer. Por eso se angustia tanto cuando se lo recuerdan.
El valor y la importancia de la familia son fundamentales en la visión cristiana, y el sacerdote Musolesi ha subrayado este hecho al señalar que la familia es una imagen de la Trinidad Divina y, por tanto, es esencial para construir y sostener una sociedad. Pero también ha señalado que el demonio ataca a la familia porque quiere destruir la imagen de Dios en nosotros.
En este sentido, la familia es un pilar de la vida y, por tanto, es un aspecto crucial del Reino de Dios. La afirmación de que la familia es una imagen de la Trinidad Divina no es una mera metáfora, sino que tiene una base teológica sólida y profunda. En la Sagrada Escritura, Dios se revela como Padre, Hijo y Espíritu Santo, y la familia, como comunidad de amor y de vida, refleja esta realidad divina.