(ACN/InfoCatólica) En una declaración conjunta de los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén, obtenida por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), los líderes cristianos transmiten sus deseos de una bendecida Pascua, pero lamentan lo que denominan «adversidades», que están afectando a la vida de los fieles en estos «tiempos tumultuosos».
«Como todos hemos visto en los últimos meses, la escalada de violencia ha envuelto a Tierra Santa. Los cristianos locales, en particular, han sufrido cada vez más adversidades».
«En el último año, algunas de nuestras iglesias, procesiones funerarias y lugares de reunión pública se han convertido en blanco de ataques. Algunos de nuestros lugares sagrados y cementerios han sido profanados y algunas de nuestras antiguas celebraciones litúrgicas, como la procesión del Domingo de Ramos y la Ceremonia del Fuego Sagrado, han sido cerradas a miles de fieles. Todo ello, a pesar de nuestros acuerdos de cooperar con las autoridades gobernantes y atender cualquier petición razonable que pudieran presentar», afirman los patriarcas y jefes de Iglesias.
La más reciente publicación de ACN, el Informe Perseguidos y Olvidados 2022, menciona que según la Oficina Central de Estadística de Israel, en 2021 había 182.000 cristianos en el país, la mayoría perteneciente a la Iglesia greco-católica melquita (alrededor del 60%). Mientras, en Israel la población cristiana está creciendo -aumentó en un 1,4% en el 2021-, en los territorios palestinos las comunidades cristianas históricas siguen disminuyendo. Antes de la creación del Estado de Israel en 1948, los cristianos constituían el 18% de la población de Cisjordania: ese porcentaje es ahora inferior al 1%. Los motivos de la emigración son diversos, pero entre ellos están la discriminación en el mundo laboral, los grupos militantes y las restricciones a la movilidad ocasionadas por la frontera de Cisjordania, que genera importantes problemas económicos.
A pesar de las dificultades que han sufrido las Iglesias cristianas en los últimos tiempos, la declaración conjunta de los patriarcas y los jefes de las Iglesias de Jerusalén termina con una nota esperanzadora.
«Aunque perseveraremos en estos esfuerzos de buena fe [para cooperar con las autoridades], pedimos a los funcionarios encargados de la supervisión que trabajen en cooperación y colaboración con nosotros, al tiempo que hacemos un llamamiento a la comunidad internacional y a los residentes locales de buena voluntad para que aboguen en nuestro favor, con el fin de ayudar a garantizar la seguridad, el acceso y la libertad religiosa de la comunidad cristiana residente y de los millones de peregrinos cristianos que visitan anualmente Tierra Santa.»
«Al acoger este apoyo, no ponemos finalmente nuestra esperanza en manos de ninguna fuente humana. Ponemos nuestra última esperanza sólo en Dios. Porque, gracias a la resurrección de Cristo, tenemos la bendita seguridad de la bondadosa providencia del Todopoderoso a través del Espíritu Santo, una fuente de poder divino que es capaz de sostenernos hoy, igual que sostuvo a los primeros cristianos de Jerusalén hace tantos siglos», afirman los patriarcas y jefes de las Iglesias.