(Ecclesia/InfoCatólica) Para el titular de la diócesis extremeña, no es razonable que con la excusa de «establecer un sistema de ayudas económicas, jurídicas y sociales para todas las personas», se amplíe el concepto de familia «a toda clase de situaciones de convivencia humana porque deshace el concepto de familia», asegura en una carta difundida en las últimas horas.
Celso Morga ha recordado en la misiva que para la Iglesia, cuestiones como el matrimonio o la familia está iluminada por el Evangelio y también «por la experiencia del ser humano que posee después de dos milenios de existencia».
«Una primera convicción de que se deriva tanto del Evangelio como de esa experiencia multisecular es que el bienestar de las personas y de toda la sociedad, en sus múltiples facetas, está ligado al bienestar del matrimonio y la familia, es decir, que el verdadero progreso de bienestar, de bien común, de libertades y de igualdad que la sociedad demanda continuamente, está íntimamente vinculada con la prosperidad de la comunidad conyugal y de la familia», ha apuntado.
El arzobispo de Mérida-Badajoz ha hecho hincapié en que frente a los desafíos del mundo actual como el divorcio, el aborto o el amor libre, la sociedad no puede «perder el gran tesoro para la humanidad de todos los tiempos que es el matrimonio y la familia. En la base de todos los desafíos, contra la familia están siempre el egoísmo humano, el hedonismo y los usos ilícitos contra la generación y no podemos extrañarnos que afloren continuamente en la historia», ha expresado.
En la parte final de la carta, Celso Morga ha aseverado que el amor conyugal «debe compaginarse con el respeto a la vida humana. No puede haber contradicción verdadera entre la ley divina de la trasmisión de la vida y el fomento del genuino amor conyugal», ha subrayado.
Así las cosas, ha señalado que cuando se trata de conjugar el amor conyugal con la responsable trasmisión de la vida, «la índole moral de la conducta no depende solamente de la sincera intención o apreciación subjetiva sino que debe determinarse por objetivos tomados de la naturaleza y dignidad de la persona humana y de sus actos. En definitiva, la familia es anterior al Estado. Este no es su inventor o fundador, como la propuesta de ley pretende establecer».