(Aica/InfoCatólica) «Pienso en tantos cristianos que, en nuestro tiempo, se ven obligados a huir de su tierra», expresó el Papa; «hombres y mujeres que, como los primeros creyentes, huyen llevando consigo la Palabra que han recibido», evocó al recibir hoy, 16 de febrero, a una delegación de la Alianza Bíblica Universal.
Las Sociedades Bíblicas Unidas (UBS) han traducido la Biblia a las lenguas maternas de más de la mitad de la población mundial y busca ayudar a las personas a acceder a las Sagradas Escrituras, para encontrarse con la Palabra de Dios sin barreras idiomáticas. El papa Francisco brindó su apoyo a los esfuerzos de esa fraternidad global, que fue fundada en 1946 y opera en más de 240 países y territorios.
En su discurso, el pontífice recordó que «las vicisitudes de la Iglesia naciente son semejantes a las de nuestros días» y especificó que, como esos primeros cristianos, muchos en la actualidad «viven de la Palabra, la anuncian y, perseguidos, huyen con ella como único equipaje»
«La Palabra se proclama, se escucha y se vive en circunstancias favorables y desfavorables, de diversas maneras y con diversas expresiones, afrontando graves dificultades y persecuciones, en un mundo muchas veces sordo a la voz de Dios, manifestó. Por eso, para Francisco «las persecuciones se convierten en oportunidades para difundir la Palabra, para nunca olvidarla. Los cristianos mantienen su fe como el tesoro que da sentido a las circunstancias duras, a veces terribles, que deben afrontar: abrazando la cruz de Cristo, veneran la Palabra de Dios, que permanece para siempre».
Francisco puso el ejemplo del diácono Felipe (luego conocido como Felipe el Evangelista), como un caso emblemático: «Cuando se intensificaron las persecuciones contra los seguidores de Cristo, Felipe viajó a Samaria y predicó al Señor a los enfermos, trayendo gran alegría a la ciudad».
«Al mismo tiempo -continuó diciendo el Papa-, la predicación de Felipe también destaca dos formas diferentes en las que las personas reciben la Palabra. Simón el Mago, por ejemplo, buscó usar las Escrituras para obtener ganancias monetarias, mientras que el etíope acogió la Palabra de Dios, recibió el bautismo y siguió su camino como un buen cristiano».
Para concluir, el Santo Padre agradeció a las Sociedades Bíblicas Unidas por su trabajo para ayudar a la difusión de la Palabra de Dios.
«La distribución de la Biblia, publicando sus textos en varios idiomas y distribuyéndolos en diferentes continentes, es un trabajo loable», dijo, y agregó su reconocimiento a los muchos católicos continúan ayudando en sus esfuerzos esa fraternidad.
«Pido al Espíritu Santo que guíe y sostenga siempre su servicio», concluyó el Papa. «Él es capaz de revelar las profundidades de Dios, para que todos los que escuchan el texto sagrado «lleguen a la obediencia de la fe» y al encuentro con Dios por medio de Jesucristo», finalizó.