(CruxNow/InfoCatólica) Con varios eclesiásticos entre rejas por su oposición al gobierno de Nicaragua, y un obispo cuyo juicio se inicia dentro de unos días también detenido, los obispos europeos han pedido su liberación inmediata y se han comprometido a actuar en su favor.
En una carta enviada a principios de esta semana, el cardenal luxemburgués Jean-Claude Hollerich, presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), expresó su apoyo a los obispos nicaragüenses en el contexto de la detención de sacerdotes y obispos en el país.
La carta de Hollerich, dirigida al monseñor Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, obispo de Jinotega y Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, decía: «Seguimos con tristeza y preocupación la situación en Nicaragua, y la persecución a la que están siendo sometidos en los últimos tiempos nuestra Iglesia y algunos de sus miembros en ese país».
En concreto, mencionó el caso del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, hasta el momento en arresto domiciliario desde el pasado mes de agosto y recientemente condenado a 26 años de carcel bajo acusaciones de «traición a la patria», así como el de un puñado de sacerdotes y laicos que también se enfrentan a amenazas legales por parte del régimen del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y de Rosario Murillo, esposa de Ortega y actual vicepresidenta del país.
En su declaración, Hollerich dijo que los recientes acontecimientos, «incluyendo el cierre de emisoras de radio católicas, el bloqueo policial del acceso a las iglesias y otros graves actos que perturban la libertad religiosa y el justo orden social, muestran el empeoramiento de una situación que comenzó hace años».
«En medio de tan adversas circunstancias, son admirables y no pasan desapercibidos los testimonios de compromiso con nuestra fe en el Evangelio y el bien social común de nuestra querida iglesia en Nicaragua», dijo, afirmando que la fidelidad al Evangelio y al bien del prójimo es «ejemplo vivo y modelo a seguir en tantas otras situaciones de persecución que, lamentablemente, se multiplican en diversas partes del mundo».
«Nos unimos a la voz que clama por la injusticia a la que están siendo sometidos nuestros hermanos en Nicaragua y exigimos su inmediata liberación», dijo Hollerich.
Durante años, la Iglesia nicaragüense se ha enfrentado a un creciente acoso y persecución por parte del régimen Ortega-Murillo, en gran medida por su oposición al gobierno cada vez más autoritario de Ortega, que se ha mantenido en el poder ininterrumpidamente desde 2007, habiendo tenido encarcelados a la mayoría de sus rivales por la presidencia.
La situación se agravó el año pasado, cuando el gobierno expulsó al embajador del Vaticano en Nicaragua, el arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag, así como a 18 miembros de las Misioneras de la Caridad, la orden fundada por la Madre Teresa.
También han sido detenidos siete sacerdotes y dos colaboradores diocesanos de Matagalpa, y se han cerrado nueve emisoras de radio católicas. El gobierno también ha retirado la suscripción televisiva a tres canales católicos y ha bloqueado procesiones y peregrinaciones en todo el país.
Desde agosto, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, está detenido y procesado penalmente, acusado de conspiración contra la integridad nacional y de difundir noticias falsas.
El mes pasado, el gobierno nicaragüense condenó a todo el equipo de personas presentes con Álvarez en el momento de su detención, incluidos cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, por cargos de «traición a la patria» y propagación de noticias falsas.
Según la abogada e investigadora nicaragüense Martha Patricia Molina, citada por medios locales, desde noviembre de 2018 la Iglesia Católica en el país ha soportado cerca de 400 ataques del régimen de Ortega, que van desde golpizas hasta encarcelamientos, difamación, exilios y amenazas.
El martes, un grupo de abogados civiles que representa a cinco sacerdotes que enfrentan cargos en Nicaragua anunció que los clérigos habían sido condenados cada uno a 10 años de prisión por cargos de «conspiración» contra el gobierno.
El pasado martes, 31 de enero, el juicio de Álvarez fue aplazado del 28 de marzo al 15 de febrero. Según el diario español El País, al prelado se le ofreció la posibilidad de elegir entre el exilio y la cárcel, pero Álvarez se negó a abandonar su país.
Álvarez se ofreció a cumplir la condena por los demás, diciendo: «que salgan libres, yo pagaré su condena». Al parecer, la familia de Álvarez no le ha visto desde que fue detenido en el mes de agosto.
Álvarez, que ha estado bajo arresto domiciliario desde agosto, fue trasladado recientemente al Sistema Penitenciario Nacional, donde supuestamente iba a embarcar en un avión junto con los más de 200 presos políticos cuya liberación autorizó Ortega, y que fueron deportados a Estados Unidos. Sin embargo, Álvarez se habría negado a abandonar el país y se encuentra entre rejas a la espera de juicio.
Hollerich prometió que la COMECE hará «todo lo que esté en nuestras manos ante las instituciones europeas para su liberación y para promover la libertad, el Estado de Derecho, la justicia y la democracia en su amado país».
Cerraba la carta pidiendo que la patrona de Nicaragua, la Inmaculada Concepción del Viejo, interceda «por su Iglesia y el pueblo nicaragüense, para que sean guiados por el camino de la paz y el bien común».