(Vatican.news/InfoCatólica) Al igual que Mons. Lin Xili, primer obispo de Wenzhou, Mons. Shao se encuentra en la mira del gobierno y a menudo lo detienen para someterlo a un lavado de cerebro con el propósito de que acepte incorporarse a la iglesia «oficial», controlada por el Partido Comunista de China (PCCh). Mons. Shao es reconocido por el Papa pero no por el Partido, que pretende ejercer control sobre todas las actividades religiosas.
En Zhejiang el porcentaje de cristianos supera el 10%. Al igual que Mons. Shao, el padre Chen pertenecía a la comunidad «clandestina» y por eso las autoridades comunicaron a todos los religiosos clandestinos que tenían prohibido asistir al funeral o celebrar la Misa, para la que fueron asignados tres sacerdotes de la parroquia de Ruian.
El P. Chen había sido párroco de Pingyang y era muy querido por los fieles. El PCCh lo persiguió desde sus primeros pasos en la Iglesia católica, entre fines de la década de 1940 y principios de la de 1950. Pasó muchos años en prisión o en campos de «reeducación» por medio del trabajo.
Desde hace mucho tiempo Mons Shao es víctima de esas mismas persecuciones del gobierno. No es la primera vez que la policía lo arresta o lo retiene durante cierto tiempo. La última vez fue el 7 de abril pasado, cuando las autoridades se lo llevaron a bordo de un avión, con toda probabilidad para impedirle presidir las celebraciones de Semana Santa, en especial la Misa Crismal. Pocos meses antes, el 25 de octubre de 2021, la policía lo había secuestrado -oficialmente era un viaje de «turismo»- y recuperó la libertad unas dos semanas después.
En un caso similar al de los últimos días, entre el 23 de agosto y el 8 de octubre de 2016 las fuerzas del orden habían detenido a Mons. Shao y al padre Jiang para hacer «un viaje». De esa manera no pudieron asistir al funeral de Mons. Zhu Weifang, predecesor de Mons. Shao en la diócesis de Wenzhou.
El acuerdo Sino-Vaticano sobre el nombramiento de obispos que se firmó en 2018 y la doble renovación en octubre de 2020 y 2022, no han detenido la represión contra los católicos chinos, sobre todo los no oficiales. Además del caso de Mons. Shao, está el de Mons. Jia Zhiguo, que se encuentra bajo arresto domiciliario. También hay obispos sometidos a distintos tipos de hostigamiento, como Mons. Guo Xijin, y otros obligados a asistir a sesiones de adoctrinamiento político, como Mons. Zhang Weizhu.
Otro religioso controlado por el régimen comunista es Mons. Agustín Cui Tai, obispo de Xuanhua (Hebei), sometido reiteradamente al arresto domiciliario. El gobierno le prohibió viajar para el Año Nuevo Lunar y solo permitió que su familia lo visitara.