(Ecclesia/InfoCatólica) Ecclesia ha visitado algunas de las unidades del centro psiquiátrico que gestiona la Orden San Juan de Dios. Una de las unidades es de Rehabilitación y Retorno a la Comunidad, de la que es enfermero Carlos Nieto. En el momento en el que ECCLESIA llegó al aula, se encontraba trabajando en terapia ocupacional con un grupo de chicos jóvenes, la mayoría de ellos con Trastorno Límite de Personalidad que afecta especialmente a este colectivo.
«Es un trastorno que está en alza porque depende de rasgos de la personalidad más que una esquizofrenia donde hay un paciente delirante, toma medicación... En esta terapia se trabajan aspectos de la personalidad disfuncionales como la impulsividad, la agresividad, los trastornos de conducta, las problemáticas familiares», ha explicado el enfermero.
Una unidad, ha agregado Carlos Nieto, compuesta mayoritariamente por personas con Trastorno Límite de Personalidad que suelen afectar a jóvenes: «El perfil son chicos y chicas inteligentes con mucha capacidad y que requieren de un recurso específico porque muchas veces están mezclados con pacientes de personas de otras tipologías muy distintas. Esta unidad es pionera porque se ha priorizado el trastorno límite de personalidad como objetivo y tratamiento mayoritario».
Por ello, la terapia ocupacional con estos jóvenes se centra en trabajar aspectos como «la emotividad, la autoestima o el manejo de la impulsividad», ha subrayado.
Como decimos, es una de las quince unidades con la que cuenta el centro psiquiátrico de San Juan de Dios. Cada terapia tiene un objetivo concreto. No es lo mismo la unidad de psicogeriatría donde la terapia va más orientada al deterioro cognitivo que unas terapias aquí que van a la raíz del problema, a trabajar los problemas de personalidad.
«Vemos sus necesidades y capacidades para trabajar todo su potencial»
Otra de las terapeutas ocupacionales en Ciempozuelos es Teresa Mañoso, más orientado a los adultos. La 'pillamos' en plena terapia de meditación con los adultos. Una técnica con la que los pacientes mantienen la atención y, sobre todo, la respiración.
«Se trata de alejarles media hora cada día de los estímulos externos. Contactar consigo mismo, con su propia respiración y trabajamos todo lo que no podemos evitar que haya ruidos, sonidos, sus pensamientos... trabajamos con esa parte para que puedan identificarlas, tomar conciencia de ello y apoyándose en su propia respiración. Comenzamos en la pandemia con esta forma de trabajar y a día de hoy se mantiene y vienen por su propia iniciativa, esperando esta media hora para poder trabajar», ha celebrado la profesional.
Teresa Mañoso ha especificado que el principal objetivo para estos pacientes adultos es que su día sea organizado, generar rutinas con actividades satisfactorias para ellos: «Vemos sus necesidades y capacidades y, partir de ahí, trabajamos todo su potencial. No nos centramos en la enfermedad, para nosotros es importante fomentar las capacidades y habilidades que tienen», ha puntualizado.
«Al final somos personas que vamos evolucionando y cada uno en nuestra etapa de la vida tenemos esas necesidades. Lo que tratamos es de cubrirlas. Sus vidas se han truncado de alguna manera, y queremos que tengan una proyección de vida, que se sientan cómodos, se sientan felices, se sientan satisfechos y además valorados y validados. Es nuestro deseo», ha agregado Mañoso en Ecclesia.
Ver noticia con entrevista en audio, haciendo click aquí.