(Cope/InfoCatólica) «Desde el año 1988 vivimos una situación en Valladolid donde mueren más personas de las que nacen, estamos preocupados por la despoblación y entonces que haya medidas a favor de la vida, evidentemente con el respeto a la conciencia de todo el mundo, o que nazcan más niños en nuestra tierra, en principio parece una buena propuesta y deberíamos alegrarnos», ha afirmado el arzobispo de Valladolid.
Mons. Argüello, que ha recordado que en Francia la gran mayoría de los parlamentarios quieren incluir el falso derecho al aborto en la Constitución, siendo algo que el presidente Macron quiene incluso que llegue al resto de Europa, ha remarcado que «el aborto es un drama y no podemos frivolizar nadie con una situación de tanto sufrimiento, ni los que estamos a favor, ni los que estamos en contra. Es preciso regular, pero siempre diciendo que la vida es sagrada y merece ser protegida, ¿es tan difícil ponernos de acuerdo en esto? Ante una mujer embarazada, que incluso piensa que el aborto sea la cuestión más fácil a sus problemas, ¿no sería tan difícil preguntarle que necesita?»
El arzobispo de Valladolid tiene claro que a partir del documento 'El Dios fiel mantiene su alianza' se puede abordar este delicado asunto:
«Tiene que ver con algo sustancial a la hora de comprender la persona y su relación con la familia y el bien común». «Lo mismo hay cuestiones sociales y cuando se habla estos días de chantaje emocional, lo que hay a veces son chantajes laborales, hay reglas del juego de nuestra economía que presionan a favor del aborto, hay situaciones de vivienda que presionan a favor del aborto».
El arzobispo de Valladolido ha subrayado que no se puede «pensar ni aceptar que el aborto sea un derecho, es siempre un drama, siempre algo necesario a abordar desde la ayuda a las mujeres, contando también con su propia familia y desde el deseo de que una vida humana pueda alumbrarse, especialmente en una tierra que lleva 35 años enterrando cada año a muchas más personas de las que nacen».
En el documento de la Conferencia Episcopal mencionado los obispos hacen una invitación al diálogo «que supere la dialéctica de los contrarios»:
«En una sociedad como la nuestra tan polarizada, desgraciadamente no podemos abordar estas cuestiones haciendo un esfuerzo de escuchar lo que el otro verdaderamente quiere decir, nosotros hacemos una propuesta de diálogo que nos atrevemos a llamar trinitaria en el que uno de los tres puntos es escuchar al otro para ver en que asuntos podemos estar de acuerdo.
Cuando eso no se quiere hacer y se responde de una forma tan exagerada a unas medidas que ni siquiera sabemos cuáles son, vemos que hay poco deseo de hacer lo que, en principio, cualquier sanitario o médico sabe: que su principal objetivo es la defensa de la salud y de la vida».