(VaticanNews/InfoCatólica) Durante todo el 2022, la cifra de misioneros cristianos asesinados alrededor del mundo llegó a 18. Entre ellos, se encuentran doce sacerdotes, tres religiosas, un seminarista, un laico y un hermano. Nueve de ellos perdieron la vida en África, ocho en América y uno en Asia.
La Agencia Fides se encargó de recoger los datos, y los publicó el pasado viernes en su informe anual. Cabe aclarar que Fides se refiere con «misioneros» a «todos los bautizados comprometidos en la vida de la Iglesia que murieron de forma violenta, no sólo 'por odio a la fe'» pues, según enseña la Iglesia, cada uno de los bautizados es un agente de evangelización, «cualquiera que sea su posición en la Iglesia o su nivel de instrucción en la fe» (Evangelii Gaudium, 120).
En el continente africano, donde se registra el mayor número de muertes, cuatro de los sacerdotes fueron asesinados en Nigeria, país donde los secuestros se han vuelto sumamente recurrentes en los últimos meses.
El resto de hechos trágicos se dieron en la República Democrática del Congo (RDC), con tres misioneros fallecidos (dos sacerdotes y una religiosa); en Tanzania, con un sacerdote; y en Mozambique, con una religiosa.
Esta última fue una religiosa perteneciente a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Presentación de Nuestra Señora en el Templo de Butembo, llamada Marie-Sylvie Kavuke Vakatsuraki. Solía servir en la provincia oriental de Kivu Norte, en la RDC, zona que fue terriblemente devastada por la guerra, hasta que el 19 de octubre fue asesinada durante un asalto junto a un grupo de personas.
Lamentablemente, fue tan solo uno de los numerosos asaltos que se han estado produciendo recientemente en la zona.
Respecto a las víctimas del continente americano, tenemos que la mayoría de asesinatos sucedieron en México, con un total de cuatro misioneros fallecidos. Tres de ellos eran sacerdotes y uno era un seminarista. Los asesinatos estuvieron relacionados a la inseguridad que ha incrementado gracias al narcotráfico que está creciendo en el país.
El seminarista José Dorian Piña Hernández de la diócesis de Zacatecas fue la última víctima, asesinado durante un robo a mano armada. Previamente, dos sacerdotes jesuitas de avanzada edad, el padre Joaquín Mora y el padre Javier Campos, también fueron asesinados con armas a manos de pistoleros del cártel de la droga.
Estos hechos lamentables causaron indignación en toda la población mexicana. Incluso en Papa Francisco condenó el elevado número de asesinatos en el país.
En el resto de América, hubo dos víctimas en Honduras, una en Bolivia y una en Haití.
Y, finalmente, en el continente de Asia, específicamente en Vietnam, falleció un sacerdote católico dominico tras ser apuñalado por un enfermo mental cuando se encontraba escuchando confesiones en la diócesis de Kon Tum.