(Katolisch/InfoCatólica) Las acusaciones contra él en relación con la tramitación de casos de abusos le habían «afectado personalmente en gran medida, porque fui uno de los primeros en iniciar la tramitación».
Sin embargo, Woelki también admitió sus propios errores a la hora de abordar la violencia sexual en la Iglesia. Ha sido un «proceso laborioso», declaró al periódico: «Sin duda cometí errores. Debería haberme comunicado de otra manera, especialmente con los afectados». Pero la voluntad de aclarar las cosas nunca había faltado, subrayó el Arzobispo de Colonia. «Tener poder nunca me ha impulsado», explicó además. «Siempre quise servir y ayudar a la gente, nunca quise menospreciar ni destruir a nadie. Si eso ha tenido éxito siempre, no lo sé».
La Iglesia no es una «organización perpetradora» de abusos
Woelki dijo que no quería describir a la Iglesia como una «organización perpetradora» de abusos. Más bien, dijo, la Iglesia era «una organización en la que hay perpetradores». Fue «absolutamente reprobable que tales crímenes fueran posibles dentro de la Iglesia», subrayó el cardenal: «Pero ojalá no vuelvan a ser posibles ni hoy ni en el futuro». Señaló que más de 100.000 trabajadores a tiempo completo y voluntarios de la archidiócesis ya habían recibido formación en materia de prevención. Sin embargo, Woelki también habló de «causas sistémicas» de los abusos. Todo abuso sexual va precedido de un abuso de poder. «Hay que reconocer y cambiar las estructuras que favorecen esto».
Woelki también comentó el caso de un sacerdote al que promovió y posteriormente suspendió tras las acusaciones de abusos. Fue absuelto en el proceso penal eclesiástico y se le permitió volver a trabajar como sacerdote bajo ciertas condiciones. Woelki dijo que podía entender las críticas al proceso. «Pero si algo no puede probarse, entonces la persona se considera inocente». Las condiciones son más una «medida preventiva» que un «castigo para este sacerdote».
Crisis de confianza en la archidiócesis de Colonia
El arzobispo de Colonia ha sido objeto de duras críticas por su gestión de los casos de abusos en su archidiócesis. El año pasado, el Papa envió expertos a la diócesis para evaluar la situación. Entonces ordenó al cardenal que se tomara seis meses sabáticos, que terminaron a principios de marzo. Woelki reanudó sus funciones oficiales. Al mismo tiempo, presentó una carta de dimisión. La decisión del Papa al respecto sigue pendiente.
El lunes, el «Kölnische Rundschau» publicó una entrevista con el cardenal. En ella dijo, cuando le preguntaron por qué esperaba una respuesta del Papa y no dimitía él mismo: «No puedo sacudirme esta consagración como una molesta pelusa en la falda de un obispo. Este cargo, cuánto dure, lo decidirá el Papa. Él solo».